Los pactos

Los pactos entre las fuerzas políticas pueden ser posibles siempre que exista la voluntad de reconocer al “otro”

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El acuerdo de gobierno firmado entre dos fuerzas políticas del País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco y el Partido Socialista Obrero Español, pone de relieve cómo la posibilidad de llegar a acuerdos por parte de las fuerzas políticas depende fundamentalmente de la voluntad de las partes que negocian. Es posible encontrar puntos de encuentro siempre que se ceda hasta el límite de la identificación política de cada fuerza y se utilicen las posibilidades que el lenguaje permite.

Comienza el documento, extenso y completo, por hablar de “autogobierno”. Esta “media res”, entre la independencia y la autonomía, define un terreno político capaz de ser suscrito por un Partido Socialista que siempre se ha considerado federal, pero no independentista. Y este refinamiento lingüístico se extiende al último y supongo que más controvertido capítulo del acuerdo, el llamado igualmente, “más y mejor autogobierno”. Y fundamentalmente lo integra el abordaje de una reforma estatutaria, que pretende mayores cotas de autonomía. Pero es una reforma estatutaria, no un documento independentista, lo que servirá a la  Secretaria General del Partido Socialista de Euskadi, para justificar que no ha incumplido los acuerdos del Comité Federal de su partido de firmar acuerdos políticos que rompan la unidad de España.

Los pactos entre las fuerzas políticas pueden ser posibles siempre que exista la voluntad de reconocer al “otro” y de respetar las posiciones ideológicas contrarias y esto no significa, como pretenden algunos partidos políticos, renunciar a la ideología propia o perder la identidad ideológica, sino más bien renunciar a la soberbia y la prepotencia de creer que la razón es solo una y uno mismo está en posesión de ella.

¿Podrá ahora el Partido Popular tomar cuenta de este pacto e intentar negociar en Cataluña una salida a un problema que él mismo ha contribuido a enquistar año tras año?

¿Y podrá negociar una política de Estado en el Parlamento y abordar una reforma constitucional que se impone ya para la actualizac

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