Desde la red

Pérdida de fe

Lo único que vale es el registro de cantidades bancarias, todo lo demás nos ha demostrado la experiencia que pertenece al mundo del humo

Publicado: 26/11/2018 ·
13:02
· Actualizado: 26/11/2018 · 13:02
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Autor

José Bueno

José Bueno es aficionado al Recreativo:

Desde la red

Análisis sobre la actualidad de todo lo que acontece al Decano del fútbol español, el Recreativo de Huelva

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La situación es límite. Las noticias de que varios jugadores se marcharán si la situación no cambia, así como algunos empleados que no pueden aguantar más sin tener sus propias nóminas, no hacen más que acrecentar el sufrimiento en la sede del Decano. Cuando escuchas al propietario, el Ayuntamiento, todo se reduce al “espera un poco más, que la solución está cerca”. Pero claro, ¿quién puede creerse lo que se dice? Lo único que vale es el registro de cantidades bancarias, todo lo demás nos ha demostrado la experiencia que pertenece al mundo del humo. Y en el Recre hay mucho humo, porque está que arde.

Hay poco más que añadir. Me sobran líneas en esta columna para opinar, pues todo se reduce a dinero o muerte. A veces pienso que si esto no llega a ningún lado, lo mejor es dejarlo morir. Y dedicarnos a otras cosas. Pero hay tanto esfuerzo atrás que la decepción sería máxima. Eso sí, ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros particularmente para mejorar la situación del Recreativo? Pues a lo fácil, tomar dos opciones: ser crítico o tener fe. Ser crítico está basado en lo tangente, en que al final, tras la expropiación del club y aunque el Ayuntamiento haya hecho algunos pagos “gordos”, el club sigue asfixiado y en cualquier momento se queda sin aire. La fe consiste en creer en que el propietario se está moviendo y al final todo saldrá adelante, como una buena película de ciencia ficción (no pagaría por ver una película tan triste como ésta).

Yo he perdido la fe. Hubo un momento clave, tras la expropiación, para hacer las cosas bien: entregar el club a Huelva de verdad, hacerlo abierto y participativo, implicar a empresas locales y buscar patrocinios hasta debajo de las piedras con una masa de aficionados que impone. Para eso había que abrir las puertas del cortijo al 100%, y alguien con poder real de decisión y de mover hilos, es decir, los políticos, debían integrarse en el día a día. No ocurrió. Se resolvió acudir a pliegos difíciles de cumplir, a vender el alma a un Eurosamop que tiene más poder del que merece su inversión y a dejar que todo transcurriera como iba saliendo… hasta acercar el club más a la muerte.

¿Hay una oportunidad ahora de resarcirse? Quizás la única es que el Ayuntamiento rompa el contrato con Eurosamop, entregue el club de verdad a sus aficionados y se haga una venta “compartida” con alguien que traiga dinero pero esté siendo auditado por los incondicionales. Se puede llegar a un término medio. Y eso es lo que más odio de esto: se pudieron cambiar los estatutos y no se hizo. Cuántos errores.

 

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