Qué difícil es escribir para Antonio Núñez cuando ya está todo dicho. Que ha sido un inesperado representante del escudo del Recre y que ha ascendido a nivel de Leyenda Albiazul es algo que supera el entendimiento deportivo. Porque realmente, viendo números, el bueno de Núñez ha vivido de las peores épocas que recuerdo en el Decano: en su primer año un descenso a 2ªB, en los otros tres, tres permanencias ‘in extremis’ en temporadas a cual peor. ¿Qué le hace especial? La máxima involucración que ha tenido con el club. Era la palabra ‘empatía’ del aficionado en el terreno de juego (y fuera de él). Es un ‘Champions’, campeón de dicho trofeo con el Liverpool de Rafa de Benítez, que llegó con 35 años y hasta los 39 lo ha dado todo como si cada minuto fuera el más importante de su carrera. Cada sprint, cada remate de cabeza, ese disparo a media distancia… un jugador muy bueno al que el paso del tiempo (y una lesión de pubis) le hicieron transformarse en un gladiador o pila alcalina en un equipo que se resquebrajaba.
Nosotros los recreativistas hemos tenido una suerte enorme contigo. Gracias por estos años. Si por mí fuera, te hubiera renovado otro añito más para que cumplieras la palabra de devolvernos a Liga Profesional. Pero qué te vamos a contar nosotros a ti, eres hombre de fútbol, sabes de qué va esto, y si pudiste empatizar con la afición quizás también lo hiciste con Óscar Carazo y sus motivos. Quizás es el momento dulce, ese que ocurre cuando menos deseas que ocurra. No sé si te retirarás, si miras en el horizonte el mundo desde los banquillos o quieres darle un vuelco a tu vida y dedicarte a otros menesteres. Pero será bonito que en el futuro, cada cierto tiempo y con periodicidad, un tweet tuyo aparezca hacia el Decano o te dejaras ver por nuestro Templo en algún partido de liga.
Lo que sí te mereces es ser parte del cambio del club. Que recibas un verdadero y profundo homenaje, en la Casa Colón, lugar que debe ser un segundo templo para los aficionados del Recre, y que allí suceda algo histórico que recordemos toda la afición. Pero toda, toda. Que no sea una fiesta para ciertas personas o directivos, que estés con nosotros. Será uno de los momentos de orgullo que pueda entregarme el club a nivel institucional en estos últimos años (o más años, quizás, no fuimos muy buenos en eso de querernos a nosotros mismos). Ojalá sea el momento en el que todo cambie y disfrutemos de nuestros símbolos, y no un adiós sin más. ¿Estoy pidiendo demasiado? Espero que no.
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