Aunque la competición oficial hace bastantes días que tiene su pausa -recuerdo que queda un encuentro amistoso contra el CD Pinzón- son fechas para detenerse, mirar atrás, sobre tus pies y al frente, para canalizar cómo va la situación.
Con la mirada atrás, el 2017 ha sido otro atípico año para nuestro Decano. Empezamos creo, de la peor manera posible, pues no miento si digo que en diciembre de 2016 pensaba que este club ya era sólo las cenizas de lo que fue. Lo cierto es que, con sufrimiento infinito, tirando de un equipo limitado pero exagerado en intención, los de Juanma Pavón se hicieron con la permanencia en 2ªB. A eso ayudaron los goles de Domínguez, o el heroico tanto de Miguelito en el minuto 89 ante la Balompédica. La racha final no es que fuera muy buena, pero nos permitió salvarnos antes de la última jornada, y el partido contra el Cartagena se jugó sin ninguna historia. Por supuesto, quedaba lo peor: el 30 de junio y pagar. Eso que es el talón de Aquiles de este club para que no funcione y exista en estas circunstancias tan excepcionales. Se pagó, pero no fue con venta -infructuosa y sin nadie de verdad que viniera por el club- y llegó Juanma López. Hay que indicar que el verano fue esperanzador a partir de agosto, los fichajes llegaban y había ilusión en el proyecto. Pero no, no funcionó y volvimos a vernos abajo. Se cesa al entrenador y con Ángel López se logra una racha espectacular aunque luego se “normalizó” a lo que nos tiene acostumbrados.
Si ahora miramos a nuestros pies habrá un poco de todo. Lo de pagarle a Hacienda sigue sin fecha clara y los problemas económicos siguen ahí. La paciencia debería ser el alias de esta afición entregada siempre por un equipo que ha sido maltratado a límites insospechados. Deportivamente, se pueden hacer cosas, pero existe un raro sinsabor. Hay potencial, pero no cuajamos las jugadas para que acaben en gol. Lo que importa es que podemos ir hacia delante, a duras penas como siempre.
Y es que al frente, el 2018 nos deja lo mismo de siempre en lo económico: pagar a Hacienda. El día que ocurra, deberemos montar una fiesta, de verdad, porque esta puñalada nos desangra el alma. Y en lo deportivo que veamos que al menos las piezas encajen y funcionen, que en agosto volvamos a ser favoritos a cotas altas y no a club en extinción por acumular deudas. Y que se proteja la cantera. En definitiva, la tan ansiada normalidad que nunca llega a la Costa de la Luz.
Tengan ustedes un feliz final de año. ¡Seguimos! (Si nos dejan)
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