Desde la Bahía

Doradas realidades

Las "doce mil doradas" no son tan difíciles de reponer. Las oportunidades sin embargo se van y no vuelven.

Los que tuvieron la fortuna de estar presentes cuando Jesucristo multiplicó los panes y los peces, debieron quedar totalmente extasiados, viendo la gran cuantía de peces que se reunieron, cifras que hasta entonces es posible que nunca hubieran visto. Hoy he observado una fotografía en la prensa local con noticia antagónica a este hecho: doce mil doradas muertas en San Fernando por falta de oxígeno y alimentos. La noticia es recibida con indignación en la Isla, pero se ausenta con la misma precipitación, porque no es la primera vez que otras "doradas formas de pérdida" hemos sentido.

Desde el inicio de la Casa de Borbón con su "dorada idea" de la remodelación territorial, en base a crear un Estado moderno y una creciente economía, el carácter propio del lugar actuó como contraste, oposición, falta de entusiasmo y empuje, y la "dorada originalidad" se oxida en contacto con el aire cívico y queda en herrumbre. Era el siglo XVIII.

El desarrollo del Arsenal de la Carraca, llenó de optimismo al isleño, pero no fluye "la dorada responsabilidad", el decidir de una vez romper con lo establecido. Seguimos dependiendo de la tecnología de países de "seriedad mas dorada" sin ser mas áurea su inteligencia  que la nuestra, sino mas luminosa la predisposición.

Se sitúa en la Isla el Departamento Marítimo a pesar de la oposición severa de Cádiz y la Marina y también el Ejercito hacen posible - y esto debe saberse - el San Fernando actual. Mar, Marina, Marinero, Pesacador, Comercio y la Industria Naval, forman un acúmulo de "doradas instituciones" germen de un pueblo en progreso. No hay que olvidar que el descenso demográfico que tuvo San Fernando en tiempo previos y posteriores a la guerra entre el francés y el inglés en nuestro territorio, fue en parte por una disminución de los cuerpos de Marina. Considerar a ésta, como fuerzas que subordinaban a la población civil, es - o fue - perder "doradas instituciones" antes que desprenderse de resentimientos y odios tan incomprensibles, como perdurables.

Qué fue de Puente Ureña, de nuestras bodegas, de nuestras salinas, de la Escuela Naval, de la Capitanía General y de otras instituciones militares, de la Constructora Naval y su prolongación posterior, del Hospital de San Carlos.....  necesitamos recorrer seriamente nuestra historia, algo imposible en este limitado artículo y ver la de oportunidades, la de ideas y "ocasiones doradas" que hemos tenido para ser algo más que un pueblo de "servicios y pensionistas".

Lo de la Empresa Bazán es algo aparte. "Dorada realidad" en tiempo atrás, va oxidando su brillo con la misma rapidez que cae una esfera por un plano inclinado y no ha servido de nada, quererse apoyar en manos diferentes perdiendo su individualidad, carácter fundamental de su calidad, que sigue muy dependiente de influencias externas.  De lo ocurrido con solo un ejemplo tenemos respuesta: en sus tiempos más felices, el número de carpinteros de ribera, capataces, contramaestres y ayudantes de eéstos, eran superior a toda la plantilla actual de la empresa.

Las "doce mil doradas" no son tan difíciles de reponer. Las oportunidades sin embargo se van y no vuelven. Las ideas se ningunean y tras ello se marchitan o hibernizan. Todo lo escritoquizas encierre una gran nostalgia.De la nostalgia me diréis , no se vive. Es verdad, pero si se aprende.

Si seguimos de espalda a los avances tecnologicos actuales y todo nos viene hecho, también lo harán el precio y el encarecimiento de la mercancía, lo que debilita nuestra competencia. Es njuestra "dorada mediocridad" que se parece ni por asomo a la que exponía como opción virtuosa el griego Aristóteles.

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