Hace exactamente un año, el estadio Santiago Bernabéu acogía, sin saberlo, su último partido tal y como se conocía. Y fue nada menos que un Clásico. Victoria 2-0 con goles de Vinicius Junior y Mariano Díaz. Con Cristiano Ronaldo atento en uno de los palcos. Inesperado, como lo que venía por delante.
Un virus mortal o una gripe fuerte, ese era el debate en las calles abarrotadas aquellos días. Miles de personas se agolparon en la Plaza de los Sagrados Corazones para animar a los suyos. Se afrontaba que era un partido clave en la temporada, aunque la derrota tres días antes contra el Manchester City (1-2) bajó los ánimos. Pero nada se sabía entonces de distancia social, gel de manos, cuarentenas y mascarillas.
Bueno, de las mascarillas sí se sabía algo. Andando por las inmediaciones del estadio y dentro del mismo ya se podían ver algunas, pero, al contrario que ahora, eso era lo extraño. Y ahora se mirarían con recelo aquellos abrazos de la afición madridista tras el gol de Mariano que cerró el Clásico. Su nombre, sin ser consciente en aquel momento, quedaría para la historia de un mítico estadio que está cambiando por completo.
Con el fútbol lejos de él, ahora en el Alfredo di Stéfano de la Ciudad Deportiva de Valdebebas, la estampa habitual del Bernabéu son las grúas que están poniendo al feudo madridista al más alto nivel de “la vanguardia arquitectónica”. Un estadio que será más que eso, pero al que desde hace ya un año le falta lo más importante: el fútbol.
Aquel 1 de marzo de 2020 ya se conocía el virus, estaba haciendo estragos muy cerca de nosotros, en Italia, pero ni nos imaginábamos, o no queríamos, las palabras que pronunció 13 días más tarde Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.
“Como saben, España se enfrenta a una pandemia que es global y a la que vamos a dar respuesta con todos los recursos sanitarios. Nuestra preocupación es la de salvar a los españoles. Activamos el estado de alarma y no nos va a temblar la mano para tumbar al virus”, anunció.
Una comparecencia que se siguió desde los hogares y que arrancó un sábado a las 21:00 horas CET. Inicialmente se habló de “15 días” de confinamiento, pero que, como ahora se sabe, se alargó mucho más.
365 días ya sin fútbol en el Santiago Bernabéu. Tiempo en el que el bullicio de los aficionados con sus cánticos y pitadas, el himno de la ‘Champions' que tanto gusta en la Castellana, los abrazos de gol, los análisis en caliente bajando los vomitorios, el ‘pre’ y el ‘post’ partido en los bares de alrededor que tanto sufren -las cosas que eran normales-… han dejado paso al estruendo de la maquinaria que hace que cuando se recuperen todas esas cosas, porque se harán, el Bernabéu sea casi tan diferente como nosotros tras superar una pandemia.
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