Cuesta pensarlo y más decirlo, pero a Emery se le ha caído por completo el equipo. Goleados anoche en Mönchengladbach, apeados de la Champions y hundidos.
El duelo comenzó con un Borussia volcado sobre el área sevillista, lo que provocó la intervención de Sergio Rico hasta en tres ocasiones en los primeros diez minutos. Poco a poco el Sevilla fue domando el cuero en la parcela ancha, lo justo para aliviar la tensión inicial. Incluso comenzó a asomarse por el balcón alemán con la calidad de Vitolo y Konoplyanka. Precisamente, en las botas del ucraniano estuvo el primero de la noche en el minuto 20, pero Sommer la sacó a bocajarro.
Y cuando mejor caminaban los nervionenses por el encuentro apareció Stindl a la media hora para desnivelar el luminoso, unido a ello al desorden defensivo. Entre Kolo y Trémoulinas le abrieron la puerta del gol al atacante del conjunto germano, que remachó libre de marca un centro del talentoso Xhaka.
Apretó el Sevilla antes del descanso, pero ni Coke ni Vitolo anduvieron acertados. Los de Emery acumulaban innumerables llegadas, pero el gol brillaba por su ausencia.
En la reanudación los alemanes fueron en busca del segundo pero Sergio Rico se mostró como el mejor hombre del conjunto de Unai Emery. Le hizo un paradón a Xhaka en el 54 que bien pudo ser la sentencia. Aquello espabiló a los de Nervión, que se lanzó a por el empate de manera descarada.
rychowiak, Gameiro y Konoplyanka perdonaron goles cantados. Y en un fútbol hay una dicha que dice que el que perdona lo paga. Y así fue. Corría el minuto 68 cuando en otra desaplicación defensiva por el flanco izquierdo lo fue a aprovechar Johnson en un auténtico golazo.
Y sólo diez minutos más tarde el castigo fue aún más severo con el tercero del Gladbach en otro error de libro. Raffael, libre de marca, batió en el mano a mano a Sergio Rico. Aún así, a pesar del enorme fracaso, Vitolo dio luz en el 82 con el gol del honor. Pero sólo duró un minuto, el tiempo que tardó Stindl en perforar la malla sevillista. Banega maquilló el resultado desde la pena máxima en el descuento. Así se vivió un muy doloroso adiós de la Liga de Campeones y ya veremos si el fracaso no es mayor.
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