Después de varias semanas convulsas en el Betis a nivel institucional, se ha instalado cierta estabilidad dentro de la entidad y a nivel deportivo, los resultados están llegando positivamente salvo alguna que otra derrota inesperada, como la del jueves de la pasada semana ante el Deportivo de La Coruña.
Sin embargo, justo en aquel encuentro, una imagen dejó tanto a Pepe Mel como a buena parte de la grada del Benito Villamarín con el gesto torcido, cuando apenas se cumplían tres minutos del segundo periodo.
Fue en ese preciso instante, cuando un choque entre Van der Vaart y Rubén Castro, dejó al holandés lesionado en el césped del estadio de Heliópolis, quien tras ser atendido en la banda, de motu proprio decidía abandonar el choque antes de que la sustitución se llevara a cabo. Un hecho que motivó el enfado del técnico verdiblanco y los pitos de un sector de la afición.
Un desplante que ha provocado un debate interno en el vestuario y en el club, pues la reacción del jugador, del que se espera mucho en la dirección deportiva y el cuerpo técnico, no es la más conveniente para el status del plantel.
Su participación hasta ahora está siendo nula, merced en parte a las lesiones que no le dejaron realizar al mismo nivel que el resto de la plantilla una pretemporada acorde; si bien los rumores sobre su estado de forma, han empezado a generar más dudas.
El parón liguero debe servir para que el futbolista gane en ritmo e intensidad, pues se espera de él que tire del carro junto a Joaquín y Rubén Castro como fichaje estrella.
De lo contrario, se avecina un problema que podría traer consecuencias negativas. De momento se perderá el duelo ante el Rayo del domingo.
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