Rafael Nadal, primer cabeza de serie del Abierto de Río, derrotó hoy a su compatriota Pablo Carreño por 7-5 y 6-3 y avanzó a los cuartos de final donde chocará con el uruguayo Pablo Cuevas.
Nadal necesitó dos horas y un minuto en un choque de 'enemigos íntimos', pues se conocen perfectamente tras haber estado entrenando juntos recientemente en Mallorca.
Hoy ofrecieron al público en la pista central del Jockey Club Brasileiro un espectáculo lleno de gestos técnicos y golpes imposibles.
Nadal en algunos momentos no pareció sentirse cómodo, lo que incluso le llevó a mostrarse molesto con algún recogepelotas al principio del juego.
Carreño parecía decidido a mostrar todo ese potencial que le ha llevado a ocupar el puesto 55 de la ATP con tan sólo 23 años.
Sin embargo, en un primer set muy igualado, acabó resultando más determinante la experiencia del manacorí que el arrojo de Carreño, quien cometió más errores lo que permitió a su rival romperle el servicio en dos ocasiones.
A la primera ruptura, sin embargo, el gijonés respondió con rapidez y gracias a un juego plagado de detalles técnicos de gran calidad, contestó a Nadal haciendo lo propio en el siguiente juego.
A partir de ese pequeño golpe de autoridad de Carreño, se sucedieron un sinfín de intercambios de golpes rápidos, remates y voleas, que en ocasiones eran respondidas tanto por uno como por otro jugador para asombro de todos los presentes.
La segunda ruptura del servicio por parte del ganador de 14 Grand Slams, cuando el marcador iba 6-5 a su favor, resultó ya incontestable para Carreño, que para entonces ya había salvado 8 'breaks points', y le permitió a Nadal llevarse el primer set.
La segunda manga comenzó con un increíble intercambio de dejadas con ambos jugadores pegados a la red, que acabó llevándose el asturiano que, a partir de ese momento, sorprendentemente empezó a meterse a la afición en el bolsillo.
Hasta ese momento había sido Carreño quien había arriesgado más, pero entonces empezó también Nadal a hacerlo y, consecuentemente, a cometer algunos errores, como un remate en el séptimo juego que no llegó a pasar de la red para sorpresa de todos.
Con un parcial de 4-4, y con dos 'aces' a favor en lo que iba de manga, Nadal volvió a romper el servicio de su rival que una vez más empezó a sentir que se abría una diferencia insalvable pese a que para entonces contaba con el cariño de prácticamente un público que no podía más que apreciar su valentía.
Sin embargo, en el último juego, Nadal volvió a romperle el servicio a Carreño, que acabaría saliendo ovacionado de la pista central, y se llevó así el partido con un parcial de 6-3.
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