Sin lugar a dudas, la recogida de firmas por parte de José María del Nido para que le concedan el indulto fue la nota discordante del 5 de enero en Nervión.
El expresidente hizo valer su posicionamiento aún dentro del club para delimitar por los cuatro costados el Ramón Sánchez Pizjuán. Y allí que mandó a su escuadrón de voluntarios para poner en bandeja al sevillismo el futuro de Del Nido en apenas una firma. El acto, más allá de las necesidades personales, fue injustificable. Todo un bochorno para otros miles de sevillistas que no daban crédido ante lo visto. Y es que, a fin de cuentas, el que pedía ayuda era una persona condenada a siete años de prisión.