El Espanyol tuvo que esperar a un remate de cabeza de Stuani, en el tiempo añadido, para celebrar la primera victoria de la temporada y poner fin a una crisis de resultados que parecía alargarse con el empate a dos que logró el Rayo Vallecano, gracias a dos dianas de Leo Baptistao.
De hecho, hasta el acierto del uruguayo la grada tuvo que conformarse con un doblete de Verdú, que cumplía su partido 200 en Primera. Sus goles adelantaron a los blanquiazules (2-1, min.49) pero el trabajo del brasileño borró su exhibición. El Rayo se conformaba con el empate pero la insistencia catalana tuvo premio.
El Espanyol se la jugaba en casa y salió decidido a meter a los de Paco Jémez en su área. La presión en la salida de balón del bloque madrileño era constante y Longo dispuso de los primeros tímidos avisos sobre la portería de Rubén. Pero todo el guión se fue al traste tras un error clamoroso de Verdú en el minuto diez.
El medio entregó de forma incomprensible un pase a Leo Baptistao, que se quedó totalmente solo ante Cristian Álvarez. El brasileño superó al meta picando con elegancia el balón pero Héctor Moreno salvó el tiro. En un primer momento el árbitro no concedió el gol, aunque el línea hizo que el tanto suba al marcador segundos después.
Tras unos instantes de protestas, amarillas y confusión, el Espanyol recuperó la intensidad y el orden. Verdú pudo resarcirse en el minuto 21 pero su zurdazo se estrelló en el palo. A medida que pasaban los minutos los nervios se apoderaban cada vez más de los locales: aparecían imprecisiones en defensa y de Cristian Álvarez.
El Rayo se sentía cómodo en este escenario. No tenía prisa por jugar y el 'Chori' Domínguez seguía recibiendo balones en condiciones: sin arriesgar, no renunciaban al segundo. Los de Mauricio Pochettino, por su parte, seguían incisivos. Con palpable ansiedad, su única meta era lograr el empate y la tranquilidad.
Entonces apareció, de nuevo, Verdú. El centrocampista, que minutos antes había disfrutado de un uno contra uno que frenó Rubén, puso el 1-1 en el 38. Tras una asistencia de Víctor Sánchez, el '10' marcó con seguridad y elegancia. La afición le perdonó su regalo en el minuto diez y hasta pudo disfrutar de otra ocasión de Javi López.
En la reanudación quedó claro que era el día de Verdú. El catalán, tras constantes rechaces en el área de Rubén en una jugada que él mismo inició con un centro, surgió desde la segunda línea para poner a los suyos por delante (2-1, min.49). Ahora el que estaba nervioso y metido en su área el Rayo Vallecano.
Los de Paco Jémez no tenían tiempo para especular. Sus ataques no presentaban apenas peligro y, además, dejaban muchos espacios al Espanyol, que caía constantemente en fuera de juego. Pero Leo acertó en el 63 y compensó la falta de rigor táctico. Desde la frontal, recto, seco, raso y pegado al palo izquierdo. Así fue el 2-2.
La expulsión de Labaka, cinco minutos después, podía suponer un nuevo punto de inflexión. El rayista derribó a Javi López pero la roja fue exagerada. Los dos técnicos aprovecharon para refrescar sus onces: Baena y Sergio García entraron por el Espanyol y Rodri relevó al 'Chori' Domínguez en el Rayo.
El bloque madrileño estiraba sus jugadas, arañaba segundos y dormía el partido. Todo lo contrario que los locales, que perseguían con fuerza los tres puntos con un Sergio García, ya recuperado, muy activo. Ni la segunda amarilla de Colotto en el minuto 80 cambió el planteamiento de Mauricio Pochettino.
La agonía de Cornellà-El Prat se prolongó hasta el tiempo añadido. Un remate de cabeza imparable de Stuani, después de una jugada por la banda derecha de Sergio García, supuso el 3-2. La afición blanquiazul respira tranquila y suma su primera victoria en ocho jornadas de Liga. Oxígeno para todos, también para Pochettino.