Con el gol de un 9 puro, Joselu Mato. Ese plan B que faltó a Luis Enrique Martínez en el Mundial 2022. Luis de la Fuente, su sucesor como seleccionador, firmó el triunfo que necesitaba. Ante Italia. En horas bajas pero siempre Italia. Con una segunda parte de poderío, retoques al equipo en los cambios y un planteamiento que refuerza al técnico riojano en el momento que más lo necesitaba.
"Siempre vamos a jugar con un delantero centro. Siempre". Fue tan contundente De la Fuente en su afirmación, descartando antiguos planes exitosos para derrotar a la selección italiana con la figura de falso nueve, que su frase quedó como una reivindicación. Una ruptura con el pasado reciente en uno de sus puntos que quebró la confianza de la Federación española en Luis Enrique. Nadie entendió que a Catar acudiese con solamente Álvaro Morata como delantero centro.
No tardó en sentir Luis de la Fuente la exigencia del cargo. La diferencia abismal entre un mal resultado en categorías inferiores a la absoluta. Su estreno, ante Noruega en La Rosaleda, dejó más goles que fútbol con un pero como añadido. La ausencia de Erling Haaland.
El partido de Glasgow y la dura derrota ante Escocia con una imagen flojísima, provocó duda. También interna. Al nuevo seleccionador le pasaron factura los cambios masivos, la apuesta por jugadores de poca experiencia y una falta de autocrítica posterior a su primera derrota. En el presente no pronunciaría la frase que dijo: "No me movería un centímetro de lo que hemos hecho". De la que tanto se ha arrepentido posteriormente.
La falta de experiencia en un banquillo de la élite, no hacía desconocedor a De la Fuente de lo que le esperaba en el cargo más complicado en España, el de seleccionador. "Me centro en lo que puedo controlar, con lo que no, no pierdo ni un segundo". Es una frase que ha repetido en sus dos últimas comparecencias. Ya no escucha, ve y lee todo, como aseguró en su presentación. Centrado en trabajar. En corregir errores. En hacer equipo. "Quiero que seamos un equipo y no una selección".
RODRI, EL LÍDER; MIKEL MERINO, SU PAREJA DE BAILE
Si algo ha quedado claro en los tres partidos al mando de Luis de la Fuente es el liderazgo de Rodri y el escudero Mikel Merino. Venía de tres días de celebración, de una temporada cargadísima de partidos, de jugar la final de la Liga de Campeones en la que fue gran protagonista con un gol para la historia del Manchester City. Apenas un entrenamiento y a jugar.
Rodri Hernández ejerce de mariscal, un papel que esperó pacientemente mientras Sergio Busquets se acercaba a su ocaso. Instalado entre los mejores del mundo, referente en su posición, el juego de España pasa por un jugador que roba, reparte, tiene llegada a gol. Uno de esos centrocampistas modernos con piernas para todo y cabeza de privilegiado. Al lado, otro portento físico como Mikel Merino, que aumenta el músculo de una selección en la zona donde siempre se caracterizó por tener finura en el toque.
La pareja se ha convertido en sello de identidad de la España de De la Fuente a la espera del deseado regreso de Pedri. Lo único inalterable. Porque el resto de demarcaciones han pasado por pruebas. Comenzando por la portería, donde la recuperación de Unai Simón le hizo volver a la condición de titular que disfrutaba con Luis Enrique. Kepa, que había jugado ante su ausencia, los dos primeros partidos en su regreso a la Roja, se quedó en el banquillo ante Italia.
LA APUESTA POR LA EXPERIENCIA
Otro éxito de Luis de la Fuente en un momento decisivo fue recurrir a la experiencia como el camino más corto a optar a un título. Jesús Navas se convirtió en el jugador más veterano de la historia de la selección. Titular con 37 años y 206 días. Ganando la partida a Dani Carvajal. También disfrutó de un 'último baile' Jordi Alba y con el brazalete de capitán.
Y el gol del triunfo lo firmó Joselu Mato de 33 años, extendiendo su racha en la selección. Cinco disparos a puerta, tres goles y un remate al travesaño. Máxima eficacia para un futbolista al que el éxito, a puertas de cerrar su llegada al Real Madrid, le ha llegado en la recta final de su carrera.
El acierto en los cambios, apostando por jugadores diferenciales por la clase, como Sergio Canales, Fabián Ruiz o Ansu Fati, que ayudan a definir un estilo que en la primera parte se desdibujó. España pasa a amasar menos el balón para ser más directa, aunque en ocasiones le cueste plasmarlo. Tanto que cedió la posesión a Italia en el primer acto para acabar con un 61% gracias a una segunda parte de dominio que el hizo merecer el triunfo. Lanzó hasta 60 ataques por 29 de los italianos. Acabó jugadas, con 19 remates, 7 de ellos a puerta.
Aspectos que refuerzan la figura de Luis de la Fuente que tiene en su mano pasar de la duda a la gloria. El domingo, si vence a Croacia, se convertirá en el cuarto seleccionador que gana un título tras José Villalonga, Luis Aragonés y Vicente del Bosque.
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