De vuelta a Ítaca

El día en que todos nos volvimos idiotas

De repente somos un pueblo dócil, incapaz de demostrar un atisbo de pensamiento crítico

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No sé si fue un sueño la verdad, pero creo recordar que hubo un tiempo en el que a los españoles no nos gustaba que nos mintieran, y cuando esto pasaba -al menos cuando lo hacían descaradamente, solíamos cabrearnos, e incluso castigar con nuestro voto a aquellos políticos que nos tomaban por idiotas y después se llevaban la sorpresa el día que tocaba elecciones. No sé, tal vez me equivoque. Pero creo que hubo un gobierno socialista que parecía que nunca se iba a acabar, y que se vino abajo cuando el partido que sustentaba el ejecutivo, enfangado hasta el cuello en corrupción, pretendía que creyésemos que lo suyo eran casos aislados para nada significativos. Pero no era así, y la gente que lo sabía dejó de votarles, y claro, cayeron.

Años después de aquello, hubo otro gobierno de la derecha, que si mal no recuerdo nos embarcó en una guerra sin sentido, aludiendo a la existencia de unas armas de destrucción masiva que ponían en peligro el porvenir de toda la Humanidad. Como no eramos idiotas, pronto descubrimos que aquellos argumentos sin sentido ni prueba alguna, no pretendían más que enmascarar una invasión en busca de recursos petrolíferos que serían expoliados por los Estados Unidos. Y claro. La gente se cabreó y salió a las calles. Y cuando hubo un atentado en Madrid y el Gobierno nos dijo que había sido ETA para ganar las elecciones lo castigamos. Porque eso era así. Y una cosa es gobernar mal o hasta robar, pero otra distinta era tomarnos por idiotas. Y eso era imperdonable.

Hoy parece que todo ha cambiado, y aunque no recuerde exactamente cuándo ocurrió, parece que un día nos volvimos todos idiotas. Porque empezamos a permitir que nos mintiesen impunemente y sin consecuencias. Y así el partido del gobierno apoyado por aquellos que lo sustentan, es capaz de utilizar toda una Comisión de Investigación del Senado, para cuestionar la financiación de otro partido de la oposición que ya ha demostrado judicialmente estar limpio. Sí. El partido de las cajas B, los discos duros y los contratos a dedo, es capaz de señalar al contrario para desviar la atención. Y eso lo hace con la inestimable ayuda del PSOE de Filesa y el Ciudadanos al que Anonymous acaba de lanzar serias afirmaciones sobre su financiación sin que -vaya sorpresa- ningún medio se haya hecho eco de la noticia.

Lamentablemente nuestro país se ha convertido en eso que sueña cualquier gobernante sin escrúpulos. De repente somos un pueblo dócil, incapaz de demostrar un atisbo de pensamiento crítico, y que tan sólo espera un poco de pan y circo para salir adelante feliz. Sólo así podría explicarse la tolerancia a la corrupción y a la mentira, que ya se ha normalizado tanto que no nos rebelamos ante ella. Espero por el bien de todos que esta situación sea un espejismo, fruto tal vez del hartazgo de la gente, una gente a la que más le vale despertar pronto si es que no quiere descubrir un día que todo aquello por lo que  se luchó se ha esfumado sin más, gracias a la complicidad de aquellos que callan cuando se les llama idiotas.

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