Curioso Empedernido

Acertar o equivocarse

Con nuestras actuaciones generamos contradicciones, pero eso no nos debe hacer que censuremos nuestra curiosidad

Hemos de superar nuestras dudas entre el acertar y equivocarnos, entre frenar o acelerar, regalos y placeres, misterios y clarividencias, predicciones y posteriores análisis, optimismos y pesimismos, partes y totalidades.

Debemos estar siempre dispuestos a escuchar al mudo que nos rodea , entre las auténticas tradiciones y los inventos para el futuro ,  sin perder las valiosas oportunidades de poder aprender de los demás, sabiendo resistir al pesimismo y abriéndole las puertas al optimismo.

Con nuestras actuaciones generamos contradicciones, pero eso no nos debe hacer que censuremos nuestra curiosidad, porque dejaremos de poner en marcha nuestra imaginación y como consecuencia nuestra creatividad. No tengamos miedo a preguntar lo que no sabemos, ni a equivocarnos por ensayar cosas y situaciones nuevas.

Tenemos que ser capaces de salir de la rutina, si observamos con atención hay cientos de ideas esperando que las atrapemos y las transformemos en historias, que aunque nos parezcan tonterías, lo importante es que transmitan algo.

Cuando nos acostumbramos a hacer algo todos los días y lo incorporamos a nuestra agenda, encontraremos que donde antes solo había palabras sin sentido ahora nos pueden contar un relato, un cuento, describir un personaje, un paisaje o una situación.

Más que acertar o equivocarnos, o decirles a los demás lo que está ocurriendo , debemos mostrarles como lo vemos nosotros con acciones , con nuestros diálogos y emociones , pero sobre todo no abusemos , usemos adecuadamente las palabras, y lo que podamos decir con una, no lo hagamos con dos.

Escribir es un ejercicio de libertad, por lo que no debemos censurarnos y encontremos la diversión en este juego maravilloso del lenguaje, podremos dar en la diana o desbarrar, lo que no debemos es dejar de buscar, porque estoy seguro que encontraremos. 

Ser corredores de fondo, casi siempre tiene su premio, que tal vez no esté en la meta sino en el recorrido. No podemos rendirnos y si queremos conseguir nuestros objetivos hemos de intentarlo una y otra vez, aunque tengamos que ensayar caminos, estrategias y metodologías distintas.

Demasiadas veces perdemos el sentido de la realidad que nos lleva a la falsa creencia  de que tenemos muchas vidas, y no nos damos cuenta de algo tan simple y complejo a la vez que solo vivimos una, mientras no se demuestre la teoría de la reencarnación.

Entre los cielos y los suelos necesitamos soledad e introspección para reconciliarnos con nosotros mismos, teniendo la misma actitud equilibrada ante los triunfos que ante los fracasos,  sabiendo ir hacia atrás o hacia adelante, con normalidades y anomalías, rigideces y flexibilidades.

El tiempo pasa y casi todo tiene remedio,  si somos coherentes y apartamos de nuestras vidas enjuagues, chanchullos y componendas, y entre errores y horrores no cometemos demasiados estropicios y destrozos, pondremos a funcionar nuestras capacidades para llegar lo más lejos posible.

Ni chantajes ni paralizaciones, ni manipulaciones ni nostalgias. No queramos abarcarlo todo. La diversión con moderación es satisfacción, sin control es explosión. Ni quedarnos en generalizaciones ni perdernos en los detalles. Podemos intuir que hay detrás de lo que no vemos pero no seremos capaces de asegurar aquello que no conocemos.
                  

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