Perplejos y sorprendidos

Publicado: 01/02/2018
Debemos defender igualdades necesarias y rechazar y atacar recortes indeseables, y no caer ni en la intransigencia “de aquí no nos vamos”, ni en el pesimismo
Entre perplejos y sorprendidos escuchaban una música de fondo, que conforme se acercaban adivinaron que era un pasodoble. Indiscutible e indestructible sonaban los acordes de aquellos compases populares que invitaban a bailar y eran como las puertas sonoras de un tiempo que siempre es pasado y presente a la vez.

Desplazamientos en el espacio y sonidos y percusiones en el aire, intervalos, velocidades, duraciones y sucesiones. Lo que nos llama  la atención y lo que buscamos como una salida creativa no es una hermosa leyenda ni una bella melodía sino la realización de un trabajo bien hecho.

Entre ligerezas y pesadeces, clarificaciones y oscuridades, razones y emociones, ausencias y presencias, errores y aciertos, antecedentes y consecuentes, derechos y deberes, serios y tristes, evoluciones e involuciones, aparecidos y desaparecidos. 

Aumentamos y disminuimos según las circunstancias, ocupaciones y preocupaciones, movilizaciones y quietudes, cobardías y valentías, cuentas y cuentos,  golpes y galopes, luchas y pasividades, réditos y perdidas, vencedores y vencidos.

De sorpresa en sorpresa, descubrimos la diferencia entre lo rocoso y sólido y lo ridículo y frágil, lo que empieza y lo que se acaba, los obedientes y los desobedientes, los ganadores y los perdedores, los a cara descubierta o aquellos que se esconden tras una máscara.

No salimos de la `perplejidad, cuando algo que no esperábamos falla estrepitosamente, o nos quieren someter a un chantaje y a la deslealtad, u oscurecemos aquello que debería estar claro y nos perdemos en un laberinto sin salida alguna.

Tampoco podemos salir de nuestroasombro e indignación cuando la falacia y la calumnia se imponen a la verdad y el rigor, o hay quienes todo lo que tocan lo ensucian en lugar de ser coherentes y limpios en su actuación y prefieren el caos y el conflicto que la comunicación y el diálogo.

Debemos defender igualdades necesarias y rechazar y atacar recortes indeseables, y no caer ni en la intransigencia “de aquí  no nos vamos”, ni en el pesimismo “no lo hemos podido hacer peor”. Desgraciadamente nos quedamos estupefactos, porque vemos con gran desconcierto que el escenario político se encuentra entre lo vodevil y lo verbenero.

Vacilantes nos extrañamos de lo que ocurre  día a día, sin pensar que un mal momento lo tiene cualquiera, que  aunque nos duela y nos produzca daño, ni debemos mentir ni ser desleales, que debemos acatar la legalidad pero no de boquilla ni de mentirijillas.

Hay dilemas que la vida nos plantea que atentan a la razón, que nos dicen que entre tanta miseria vivimos mejor que nunca, que somos auténticos y sinceros cuando protagonizamos un baile de  máscaras, que nos hace movernos entre casualidades que en realidad son causalidades.

Nos movemos  en un mundo en el que parece que existe barra libre para el despropósito y la estupidez, en el que el patetismo se pretende investir de argumentaciones que solo conducen a una estrategia, de manipular la realidad para vendérnosla como lo que no es.

Cual Hamlet de Shakespeare nos desenvolvemos  en un dilema permanente entre el divide y vencerás o perderás, entre héroes de la independencia y villanos de la unidad, cuando son todo lo contario, el principio del fin y el fin del principio. . Esta es la cuestión ¿Progreso o bancarrota? ¿Integración o aislamiento? ¿Sumar o restar?
 

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