Curioso Empedernido

La Marcha Atrás

Nuestra forma de hablar y actuar nos delata. La expresión verbal y corporal dibuja quienes somos en la mayoría de las ocasiones. En el caso de la política y de los políticos esto es más evidente y contundente, al ser una actividad pública y sometida al permanente examen de la ciudadanía.

Ese equilibrio permanente de fondo y forma, ideología y manera de relacionarse con la gente, retrata a quienes hemos votado y a quienes no. Y como dice el refrán es inútil, “que la mona se vista de seda, mona se queda” o aquel otro de “el asno puede entrar en el templo, pero no por ello es monje” porque en más de una ocasión e incluso de dos “las apariencias engañan”.

Desde que el PP ha asumido gran parte del poder en este país, a todos los niveles, nacional, autonómico y local, hay declaraciones y gestos que cuando menos son preocupantes, porque en la mayoría de las ocasiones indican una forma de pensar de otros tiempos  y unos modos, que se mueven entre la autocracia y la melancolía.

Una filosofía que indica una “marcha atrás”, con lo que no estamos hablando del “coitus interruptus” como  método de contracepción en las relaciones sexuales entre una pareja, sino como el caminar del cangrejo, y no quiero con ello simbolizar épocas pasadas, pero nuestro país ha retrocedido en el campo de los derechos sociales, laborales, culturales, económicos y políticos de forma considerable.

Además con carácter general , se toque el tema que se toque , hay tres fenómenos , un enorme déficit democrático , en la que el PP demuestra paso a  paso, la alergia que le produce, la participación y el protagonismo del ciudadano y la ciudadana,  la permanente proyección de los propios errores, de tal manera que ocurra lo que ocurra y se cometan los errores que se cometan, la culpa siempre es del otro, y comienza a extenderse entre la gente una sensación de miedo a expresarse con arreglo a su manera de pensar y ver las cosas. Si esto no es una marcha atrás, ¡qué venga Dios y lo vea!

En el escenario en el que más cantan las posiciones de los responsables políticos es en el más cercano, en el municipal, en el que no son de mucha utilidad los maquillajes y disimulos, los disfraces y los discursos ampulosos llenos de lugares comunes y repleto de adverbios y adjetivos que rellenan espacios pero no dicen nada.

Cuando estamos frente a frente con los ciudadanos y ciudadanas, que es la mayoría de las ocasiones en la gestión de lo local, los protagonistas de esta dialéctica se muestran tal y como son, el vecino reclamando a  las claras cuales son sus necesidades y el alcalde y el concejal teniendo que coger el toro por los cuernos, y no pudiendo dilatar y  alargar promesas que no va a poder cumplir ni utilizando un lenguaje que casi nadie entiende.

En este escenario  es donde la representación está más cargada de realismo, y en estos días hemos asistido a algunas manifestaciones de alcaldes y alcaldesas del PP, que reflejan lo que le sale de las entrañas, una especie de mirada al pasado, que recuerda actitudes poco democráticas y trasnochadas.

No voy a pararme ni en lo que dijo Manuel González Capón, primer edil de Baralla en la provincia de Lugo, que se dejó caer con aquello de que “los que fueron condenados a muerte” durante el franquismo “sería que se lo merecían” y que tres días después celebró una jornada de comidas campestres, en el contexto de las fiestas patronales, en las que como cada año, fueron premiadas las tres mejores meriendas. Una de ellas recibía el nombre de Cara al Sol, himno de la Falange. Y es que la cabra tira  al monte.

Tampoco voy a entrar a analizar a las NNGG del País Valenciano con sus gestos y exhibición de símbolos  fascistas ni a sus mayores equiparando la bandera franquista, símbolo de una dictadura  con la republicana, representación de un régimen avalado por las urnas y por tanto con el respaldo popular y que fue derrocado por un golpe militar, aunque el portavoz adjunto del PP, Rafael Hernando se deje caer con  la barbaridad de que “provocó un millón de muertos”

Ni lo dicho por el alcalde de la localidad alicantina de Callosa de Segura, Javier Pérez Trigueros  sobre los catalanes “que les den la puñetera independencia a estos mierdas ya y nos dejen tranquilos” o el montaje fotográfico que ha colgado en su página facebock sobre Gibraltar              

Me van a permitir, como ejemplo de que algunos responsables del PP, defienden ideológicamente, una sociedad dual y desigual, de ricos y pobres, el lío montado por doña Teofila Martínez; máxima responsable del Ayuntamiento de Cádiz, cuna de la libertad; cuando le salió del alma “tanto twuiter y tanta opinión, que aquí lo más llamativo para esta la alcaldesa  es que hay gente que viene a pedir ayudas al ayuntamiento, social, para comer y resulta que tienen una cuenta en twuiter”.

A los desheredaos y descamisados también se les niega el acceso a las redes sociales, no vayan a pensar, no se vayan  a comunicar, no vayan a montar una manifestación. Sin palabras.

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