A pesar de que muchos daban por hecho que la primera despedida de soltero de Íñigo Onieva tendría lugar en Argentina, finalmente Budapest ha sido el destino elegido por una de sus pandillas de amigos -digamos, la más mediática- para que el futuro marido de Tamara Falcó desconecte y descanse en plena cuenta atrás para su boda.
Un viaje que comenzó el pasado jueves por la noche y que ha llegado a su fin este lunes por la mañana, y del que no ha trascendido ningún detalle, puesto que los ocho mejores amigos de Íñigo han hecho un pacto de silencio y no han compartido nada de la despedida en sus redes sociales.
Cuatro días tranquilos en los que el ingeniero ha hecho turismo, ha disfrutado de la gastronomía húngara y en los que también habría habido tiempo para alguna salida nocturna, aunque todo apunta a que nos quedaremos con las ganas de saber qué ha hecho en su primera despedida ya que en su pandilla hay una consigna clara: "Lo que ha pasado en Budapest se queda en Budapest". Eso sí, su entorno desliza que el futuro yerno de Isabel Preysler ha sido muy bueno y Tamara no tiene nada que temer.
De nuevo en Madrid, Íñigo ha retomado sus compromisos profesionales y esta mañana llegaba a al piso que comparte con la marquesa con su portátil en la mano y un atuendo elegante que deja entrever que ha regreso con las pilas cargadas a tope y ya ha mantenido su primera reunión tras su viaje.
Sonriente, y sin rastro de cansancio en su rostro, el empresario ha confesado que se lo ha pasado "muy bien" en Budapest, aunque ha evitado compartir ningún detalle de la despedida con la prensa. Muy discreto, Onieva tampoco ha revelado cómo está yendo el tratamiento 'detox' de Tamara en la Buchinger, dejando en el aire cuándo la podremos ver de nuevo y qué le parezca que ahora la llamen 'Tamala' por su actitud con las diseñadoras de 'Sophie et Voilà' tras romper su acuerdo.
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