Matrícula de deshonor

Educación y respeto

Sin ningún tipo de pudor se sueltan en cualquier esquina todo tipo materiales que permanecen largos días con sus respectivas noches amontonados

Publicado: 14/09/2020 ·
11:04
· Actualizado: 14/09/2020 · 11:04
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Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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En estos días últimos de verano me he lanzado a las calles para minimizar el tremendo impacto que esta buena etapa tiene en mi figura ‘botera’, intentando bajar algo los kilos de sobrepeso, que están a punto de sacarme de la propia piel. Dicha actividad la suelo realizar de noche, al abrigo de esa soledad siempre tan necesaria para mí y mis constantes pensamientos. Pero las noches de veranos en nuestra tierra no son tan oscuras y se puede ver más de lo que uno desea, como la dejadez ciudadana con respecto a los desechos que se depositan cerca de los contenedores.

Es vergonzosa la estampa que se percibe. Sin ningún tipo de pudor se sueltan en cualquier esquina todo tipo materiales que permanecen largos días con sus respectivas noches amontonados, sirviendo de cobijo a todo tipo de animalillos que pululan por nuestras calles. Lo fácil en estos casos siempre es buscar al culpable de turno, señalando al Consistorio como responsable de la suciedad que se asoma por casi todas las calles de Huelva. No seré yo quien justifique al Ayuntamiento por la visión tan desagradable que cada noche suelo ver en mis caminatas, pero está claro que son los propios ciudadanos los que no respetan las reglas establecidas, dejando tras de sí su falta de civismo y esa irresponsabilidad con la ciudad.

Sigo pensando que las estrategias para las recogidas de la basura y materiales de desechos no son eficientes, pero cada día tengo más claro que quienes necesitan estrategias y formación constante en civismo son los propios onubenses, que se olvidan que viven en comunidad, en sociedad, y que existen reglas establecidas para ello. El Ayuntamiento debería plantearse más seriamente esta necesidad que va más allá de la imagen que se queda tras estas acciones casi vandálicas, del hedor que se crea alrededor de tanta basura, del destrozo de material y mobiliario urbano, etc. Los onubenses necesitan educación y respeto, una asignatura que está pasando últimamente desapercibida.

 

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