Pedro Sánchez ha cogido el toro por los cuernos y está realizando la gira política más trascendente de la presente legislatura. Lo justifica el hecho de estar en juego el propio futuro de España, en términos económicos y sociales. El 17 y 18 de julio, el próximo fin de semana, con carácter presencial, por vez primera tras la crisis de la pandemia, se celebrará la reunión de los jefes de gobierno de la Unión para debatir los contenidos del plan de recuperación europea (750.000 m.). Viene de unificar criterios con Conte -Italia- y Costa - Portugal- y ahora trata de convencer a los líderes de los Países Bajos - Rutte- y de Suecia -Löfven-, opuestos a subvencionar dicho plan, y concluirá con Merkel, que ejerce de presidenta de turno de la Unión.
El presidente Pedro Sánchez fue el primero en lanzar la propuesta de un Plan Marshall europeo para hacer frente a la mayor crisis europea, tras la Segunda Guerra Mundial, como la definió la propia canciller Ángela Merkel. Luego hubo una concertación Macron-Merkel, en el sentido de la creación de un gran fondo europeo de reconstrucción. Ante las reticencias de los “países frugales” (Países Bajos, Suecia, Finlandia y Austria), que el embajador francés en España llamó poco diplomáticamente “países tacaños” en la SER, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha convocado con una propuesta unificadora a los mandatarios. “Los dirigentes de la UE celebrarán una reunión presencial en Bruselas con objeto de debatir el plan de recuperación para responder a la crisis de la COVID-19 y un nuevo presupuesto de la UE a largo plazo”, reza la nota del decisivo Consejo Europeo. La fallida votación de Nadia Calviño ha puesto de manifiesto la resistencia de un grupo importante de países pequeños de la Unión reticentes a la idea y a la práctica de “más Europa” (más unificación fiscal, más gasto público europeo, más solidaridad intraeuropea).
No será nada fácil el acuerdo. Tampoco lo ha sido en la propia comisión de reconstrucción del Congreso de los Diputados. Esta circunstancia ya le está dando una excusa al neerlandés para decir que el acuerdo lo busque “en clave nacional”. Las áreas prioritarias serán residuos plásticos, mecanismo de ajuste de carbono y tasa digital, sector sanitario y economía sostenible y las condicionalidades y reformas estarán muy presentes.
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