Matrícula de deshonor

El despertar de los onubenses

En Huelva nos falta la sangre, el amor propio y el sentido de pertenencia a esta tierra que nos dé la valentía para cambiarla desde los cimientos

Publicado: 29/07/2019 ·
12:28
· Actualizado: 29/07/2019 · 12:28
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Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Otro año cerramos ciclo en este medio, y nos vamos al merecido descanso con la conciencia tranquila de haber cumplido con el propósito que se me encomendó. Son muchos los temas que semana a semana he ido comentando, esperando que mis palabras obtuvieran cierta repercusión; iluso de mí, teniendo en cuenta que Huelva sigue siendo la misma, sin observar cambio alguno, y si cabe, con más deficiencias que en aquellos años en los que empecé.

El AVE, un tema trillado en todos los medios, sigue sin dar señales de vida en este pequeño rincón de Andalucía, y las incidencias en el Alvia siguen siendo constantes. Las fábricas no cesan en su empeño por mantenerse, y sus residuos dignos para una población permisiva y carente de orgullo. De la balsa enorme de fosfoyeso he hablado hasta la saciedad, y sigue pegada a esta ciudad, sin cesar las constantes informaciones que agravan este problema, como las filtraciones a nuestra Ría.

La suciedad en las calles ha sido otro de esos obsesivos objetivos que deseé transmitir; ningún cambio significativo, es más, se percibe un mayor abandono. El vandalismo se ha incrementado en este último año, a pesar de ser otro tema muy asiduo en mis columnas semanales. El consumo de sustancias adictiva sigue subiendo, y el tráfico de éstas no deja de ser un mal que está asolando a toda nuestra provincia, a pesar de insistir en esta lacra en más de una ocasión. Los contratos basura, la ludopatía, homofobia, xenofobia y la incompetencia política para generar estrategias que solventen todas y cada una de estas problemáticas que vivimos… todo sigue igual.

En Huelva nos falta la sangre, el amor propio y el sentido de pertenencia a esta tierra que nos dé la valentía para cambiarla desde los cimientos. Está claro que aún me queda mucho por aprender, y no he logrado transmitir la pasión suficiente para remover alguna conciencia, pero pondré mayor esfuerzo en transmitir aquello que vivo en el día a día, esperando siempre el despertar de los onubenses. Nos vemos en septiembre.

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