No des un paso atrás porque te alcanzan todos tus miedos. Que después de haber huido, después de haber escapado, estás dejando que te alcancen. Y todo está en tu mente. Todo está en saber afrontar las cosas, en saber que todo lo que te está viniendo no tiene nada que ver a todo lo anterior. Porque una experiencia no se repite dos veces. Y sin embargo vamos con los frenos echados por no volver a caer una vez más. Por no querer tropezar con la piedra nuevamente. Que ya hemos besado demasiadas veces el suelo. Y no digo que caer sea malo, porque estamos creados para ello, para probar, errar, volver a intentarlo, errar una vez más y tan solo así conseguiremos de verdad lo que buscamos.
Pero antes que nada, debemos tener claro dónde queremos llegar. Sin prisas. Porque lo que fácil llega fácil se va. Y más vale dar cincuenta pasos afianzados que doscientos pasos en falso. Que se nos escapa la vida de las manos y no la saboreamos. Así que siéntate a pensar, que lo que hagas hoy, te llevará a donde quieras estar mañana. Que el mañana siempre termina siendo hoy. Y que tienes que hacer las cosas por ti, no por nadie. Porque tu vida lleva tu nombre, tu vida es tan tuya que nadie puede arrebatártela. Así que aprende, que el hoy, no es ayer, tampoco es mañana. El hoy es presente y ahora mismo, lo estás desperdiciando.
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