Mis sentimientos con el Recreativo esta temporada son como un boomerang: después de la derrota estoy enfadado, a veces a un nivel tan alto que ni despotrico, simplemente muestro indiferencia. El día después intento comprender la situación en la tabla clasificatoria, quizás lo único importante a estas alturas, y lo que quiero es que esta temporada acabe cuanto antes. El sabor que deja es que el equipo no levanta cabeza, el filial puede caer y el primer equipo lleva el mismo camino, en un año que tras un agosto frenético empezábamos a pedir algo más. El día siguiente ya solo puedo centrarme en que, por muy desilusionado que esté, por la pereza que me genere este equipo en esta situación, se ha luchado tanto en el pasado que al final todo lo que importa es seguir adelante como sea. Exacto, como sea. Otra vez.
Después de que llegara Eurosamop como si fuera un Deus Ex Machina de un autor cínico, en el último minuto, nos cambió la percepción. Pero hay que tener en cuenta que ese minuto antes el Recreativo no tenía ningún futuro y estaba a nada de perder una categoría. Quizás sea triste resumirse a ese momento, al más crítico de la historia del club, para intentar limar asperezas con este decepcionante curso. Pero no es una excusa, es una realidad. Se nos dio otra oportunidad de competir en 2ªB, y aunque no es tal y como esperábamos en el verano y los errores están marcados a fuego por todos (pérdida de identidad deportiva, entrenadores sin experiencia, plantilla descompensada en puestos clave, malos refuerzos y un éxodo de canteranos), al menos tenemos esa nueva oportunidad. Y ahora, lo que queda no es más que una cuenta atrás y “virgencita, virgencita, que nos quedemos como estamos”. Así que mi motivación no requiere más argumentos. Aunque estoy muy asqueado de todo no queda otra que apoyar para ganar esos dos partidos que necesitamos para quedarnos en la categoría y reiniciar la planificación con algo, esperemos, más serio.
No quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar que el juicio oral contra Pablo Comas va a producirse a mediados de mayo si nada lo impide. Y por “nada” me refiero a los recursos del madrileño, táctica habitual, para retrasar o inmovilizar los hechos. Él ya se ha movido, pero es previsible. Esperemos que el juez no se deje camelar e imparta justicia. Hablando de justicia, esos cuatro valientes que casi nadie recuerda, pertenecientes al Trust en su día y que con nombre, apellidos y su patrimonio se atrevieron a dar el paso de enfrentarse al peor enemigo del club, ese que parecía intocable. Justicia para ellos es que sean reconocidos, aunque les dé igual. Gracias.
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