Las dificultades del programa del avión de transporte militar A400M han traído como consecuencia inmediata el anuncio por parte de AIRBUS de la reducción de unos 350 puestos de trabajos de su planta de ensamblaje de Sevilla. Las incidencias surgidas en su producción y puesta en servicio y las dudas que rodean la viabilidad efectiva de esta aeronave, la más grande y con mejores prestaciones de su tipo, han hecho saltar las alarmas. Lo que antes se presentaba como todo un logro de la industria aeronáutica andaluza ahora algunos catastrofistas irredentos consideran este revés poco menos que como el fin de esta actividad que tanta riqueza ha generado en nuestra comunidad. Somos así. Capaces de pasar del cero al infinito sin reparar en que con este derrotismo endémico poco o nada se logra. En todo caso, con este escepticismo excesivo lo único que se consigue es dañar la imagen de una de las facetas del sistema productivo andaluz más cargada de futuro.
Y lo cierto es que todo hace indicar que, en efecto, estamos ante una adversidad importante con respecto a este proyecto que resultó absolutamente novedoso dentro de un mercado sumamente competitivo. A lo largo del mismo se han puesto de manifiesto diversas deficiencias, unas resueltas y otras en vías de ello, pero ninguna de las mismas ha cuestionado la validez de una aeronave que presenta unas cualidades no superadas hasta ahora por nadie. Tras el rediseño de la configuración del acuerdo comercial alcanzado entre la compañía con los países compradores se han reactualizado las fechas de entrega y otros detalles financieros con lo que quedaban despejadas las principales incógnitas que lastraban este modelo. Todo lo demás es susceptible de superarse tal y como ya está sucediendo aunque eso conlleve ajustes de plantilla. Pero, en ningún caso se puede dar pábulo a aquellos que presentan este sobresalto como todo un fracaso. Para colmo, a ello se une el replanteamiento que se ha hecho en la fabricación del superjumbo A380 ya que está teniendo una difícil acogida en los mercados. Una medida que afecta a diversas plantas ubicadas en Sevilla y la Bahía de Cádiz.
Conviene no abonarse a la fatalidad a poco que surjan dificultades. La industria aeronáutica siempre ha tenido estos vaivenes que obedecen a múltiples factores y no siempre, del todo, precisamente, a elementos inherentes a la misma sino que tienen que ver, también, con la geopolítica y otras circunstancias socioeconómicas. Habrá que ir acostumbrarse antes de arrojar la toalla como algunos parecen optar ya. Andalucía tiene un larga y fructífera trayectoria en este ámbito. Un capital humano, tecnológico y empresarial acumulado muy consolidado en el sector. Cuidémoslo y potenciemos lo que se requiera ya que aquí se ha más que demostrado que hay porvenir y riqueza.
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