El catedrático del departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Granada José Enrique Amaro ha desarrollado un método para calcular la evolución del coronavirus en España, que actualiza al día con total de aciertos y que prevé alcanzar los 150.000 contagios en el país.
Amaro ha desarrollado el "modelo D" -de Deaths, muertes en inglés-, una fórmula que se basa en el modelo SIR que utilizan muchos científicos para calcular la propagación de epidemias, pero que simplifica la fórmula.
Con esta simplificación de la ecuación, Amaro puede hacer cálculos diarios que le han permitido prever la evolución de la pandemia en España por días con un alto porcentaje de acierto.
Según ha explicado este catedrático a Efe, su modelo prevé que España supere los 150.000 contagios y llegue a su tope máximo de impacto dentro de 18 días, momento en el que el COVID-19 habría ocasionado unas 11.500 muertes en el país.
Su "modelo D" simplifica el tratamiento matemático de otras fórmulas estadísticas al no incluir el efecto de las personas que se curan y sustenta los cálculos en un ajuste a los datos de muertes acumuladas cada día, en sus cuentas las víctimas de este virus registradas en el país desde el pasado 8 de marzo.
Según sus gráficos, España ya ha llegado a la mitad superior de la curva de expansión del virus, que se podría alcanzar a mediados de abril.
"Los ajustes se realizan cada día para estudiar la evolución porque el modelo es simple y puede influir el efecto del confinamiento actual", ha añadido Amaro, que ha comprobado la validez de su sistema aplicando el "modelo D" al impacto de la pandemia en China, desde su inicio y hasta la actualidad.
Este catedrático ha utilizado su modelo con datos de fallecidos porque es una cifra contrastada y la real de afectados no se conoce, aunque ha calculado que con los datos oficiales de infectados se estima también que la cima final en España se alcanzará a mediados de abril.
El autor tuvo la idea del "modelo D" ajustando los datos de muertes durante la cuarentena en España y al comprobar primero que los datos aumentaban de manera exponencial y que cada día era capaz de predecir las muertes de la jornada siguiente, aunque la cifra de fallecidos reales fue siempre algo inferior a su pronóstico.
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