Se dice que la felicidad suele ser efímera en la casa del pobre y el Adesal lo ha comprobado en su partido ante el San José Obrero. El equipo de Lanzarote, gracias a un feroz trabajo defensivo y a una gran Ana Marín en la portería, se ha impuesto en el compromiso celebrado en la Sala de La Fuensanta, circunstancia que complica las opciones de permanencia del representante cordobés en la máxima categoría del balonmano nacional.
Y es que el Adesal vuelve a los puestos de descenso, merced a su derrota y a la victoria del Morvedre ante el Pereda. Por lo tanto, es como si la escuadra dirigida por Rafael Moreno pusiera el contador a cero en la carrera por la permanencia con el hándicap añadido de que sólo quedan cuatro partidos y se ha quedado sin margen de error posible. Por su parte, el cuadro canario ve renacer sus esperanzas tras enmendar un pésimo arranque de la segunda fase al encadenar tres derrotas consecutivas.
El inicio del partido se convirtió en una guerra de nervios por parte de los dos conjuntos. Imprecisiones en los ataques y papel protagonista para las porteras, Marín y González. Pero daba la sensación de que el primer equipo que se asentara tendría mucho ganado y ése fue el San José Obrero. Su defensa paralizaba al Adesal y en ataque se entregó a la inspiración inicial de Alicia Torres, muy motivada en el regreso a La Fuensanta. Prueba de ello es que las locales iban contracorriente, que se tornó en peligrosa con el 6-10 en el marcador. Para su suerte, limitaron daños y camino del descanso sólo perdían por dos.
Pero en ese tránsito, el Adesal sufría. Se dejó siete metros marrados, demasiadas pérdidas de balones y todo ello alimentaba a las adversarias, que se venían a las puertas de la victoria. En la segunda mitad, el Adesal trató de agarrarse al partido y hasta disfrutó de balones para nivelar la contienda. Tal vez, eso habría cambiado el partido. Sin embargo, Marín estaba excelsa, Nagore Sáenz sacaba su brazo ejecutor y Celia López estaba certera.
Eso hacía que las de La Fuensanta sólo pudieran hacer la “goma” en el marcador. Pero no era su noche y no supieron gestionar las oportunidades que el rival también le ofreció para que, al menos, salvaran un punto. Al final, el Adesal se dejó en casa la ventaja clasificatoria y un poco de ilusión. Sin embargo, la segunda fase le ha enseñado cuál es el camino de la permanencia. Si lo retoma, tendrá sus opciones. Las mismas que ahora tiene el San José Obrero, que vuelve a creer a falta de cuatro partidos en los que hay mucho que decir. El contador, sigue a cero.
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