La semana pasada, con el pésame que el Presidente del Gobierno hacía en el Senado ante la muerte por suicidio del preso de ETA Igor González se produjo, desde mi punto de vista, uno de los hechos más vergonzosos de nuestra democracia.
Ya me parece grave el foro donde se hizo, es decir, el lugar donde se deciden nuestras normas, nuestras leyes, nuestras Cortes Generales. Es un auténtico atentado al respeto de las instituciones.
Esta intervención de Pedro Sánchez ha conllevado que las asociaciones de víctimas del terrorismo tengan que salir lamentando dichas declaraciones realizadas en respuesta a un senador de Bildu.
Nunca hay que desear el fallecimiento de nadie, ni siquiera de los bárbaros que nos han tenido asustados con atentado tras atentado, con muerte tras muerte. Pero, eso es una cosa y otra lamentar el fallecimiento es otra.
A esto se une que, según un medio de comunicación, Otegi ha pedido medidas de acercamiento y beneficios penitenciarios a cambio del voto favorable de su formación política en los Presupuestos Generales del Estado.
¿Estamos ante una rendición de nuestro estado de derecho?, ¿es esta una humillación más a la que asistimos?
El señor Sánchez, como presidente del Gobierno de España, no representa a su partido político en sus declaraciones e intervenciones. Lo hace como representante de todos los españoles. Por tanto, debe cuidar especialmente sus palabras para no herir las sensibilidades del conjunto de la ciudadanía. La inmensa mayoría de españoles condenamos la barbarie que supuso ETA en nuestro país. En base a ello, debería rectificar en sus palabras y pedir perdón a las víctimas y al conjunto de la sociedad.
No se puede justificar el terrorismo. Nuestra sociedad no lo merece.
Lejos de dar por zanjado este asunto, el ministro Marlaska ha seguido justificando las palabras de su jefe al señalar que cualquier suicidio se debe lamentar. Por supuesto que sí, pero también hay que lamentar, por encima de todo, los fallecimientos que han provocado los delincuentes de ETA, los compinches de Igor González.
Siempre lo digo, no todo vale en política. No todo vale con el fin de conservar el sillón de la presidencia del Gobierno de España y seguir en la Moncloa. Hay que marcar claramente las distancias en temas tan sensibles como este. Sobre todo, por higiene democrática.
Así que, señor Sánchez, señor Marlaska, con esas declaraciones, con ese pésame ustedes no me representan como español. Todo lo contrario. Siento repulsa ante ese tipo de declaraciones deleznables.
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