Familias y colectivos sociales han presentado la iniciativa "Córdoba Suma", apoyada por la Fundación CajaSur, que nace con la vocación de trabajar en red y que se sumen asociaciones de toda España para lograr "ciudades libres de acoso escolar".
El presidente de la asociación "No al Acoso Escolar", Javier Pérez, que ha apoyado la presentación de esta iniciativa impulsada por "Autismo Córdoba" y la entidad social "Nace", ha expuesto que la misma tiene "vocación nacional para acabar con la lacra del acoso escolar".
Una lacra "oculta que por más que se intente negar por parte de algunas administraciones o centros educativos" existe y afecta al 60 por ciento de niños con autismo, a la mitad de los escolares con altas capacidades y al 90 por ciento del alumnado con Asperger, según ha indicado Pérez.
Ha añadido que las estadísticas del profesorado apuntan a que el acoso escolar está presente en el 60 por ciento de los escolares de una clase y que el 80 por ciento de los educadores consideran que no cuentan con los recursos para abordarlo.
Fue el caso de Alejandro, un niño cordobés de 12 años que ha contado su experiencia de acoso que sufrió desde primero y hasta quinto de Primaria.
"Todos los días recibía palizas y no conseguía saber por qué", ha manifestado.
Alejandro ha explicado que no hace "las mismas cosas que los demás niños, no tengo sus mismos gustos ni quizá las mismas cosas materiales que ellos tienen" y se ha lamentado de que "ni el director, ni la jefa de estudios ni mi profesora me echaron una mano".
Algo que corrobora su madre Toñi, quien, en declaraciones a Efe después de la presentación de este colectivo, ha contado que la Inspección de la Junta de Andalucía le dijo "que me cambiaba al niño de centro si me callaba y no contaba lo que le pasaba" a pesar de que tuvo que llevarlo en varias ocasiones a urgencias por las palizas que le daban.
El mismo pediatra "me dijo que no era normal, que tenía que averiguar qué le pasaba a mi hijo" que pasó de ser un niño extrovertido y buen estudiante a "contestarme mal, tener ansiedad, llorar", ha añadido.
Un "calvario" que Toñi tuvo que soportar durante cinco años hasta que pudo matricularlo en otro centro público porque "la inspección me amenazaba con que si no lo llevaba a clase me lo podían quitar los Servicios Sociales".
Cuenta que técnicos fueron varias veces a su casa "porque nos culpaban a nosotros de lo que le pasaba a Alejandro" y que "según la psicóloga de su centro mi hijo tenía retraso madurativo", diagnóstico que le dijeron "sin explicarme ni las pruebas, ni cómo habían llegado a esa conclusión, solo porque mi hijo hasta que dio el estirón era más bien pequeñito".
Alejandro ya es un niño feliz que cursa primero de la ESO, pero tanto él como su madre tienen claro que "los protocolos de la administración son una vergüenza".
"Córdoba Suma" quiere que no se dé lugar ni a activar los protocolos, porque su objetivo es acabar con el 20 por ciento de acoso que sufren los niños en Primaria y con el 30 por ciento en Secundaria.
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