No, es la política la que la ha dejado a ella. Ella ha optado y muy decididamente por continuar en política: ha aspirado a la presidencia del Partido Popular y cerca estuvo de conseguirlo. En su caso, le sucedió lo que suele ser frecuente, la unión de todos sus enemigos pudo más que su alianza con sus partidarios, que no eran pocos. El puesto de consolación que le otorgaba Pablo Casado –muy lejos de sus aspiraciones a una representación igual al porcentaje que logró en el congreso popular, por encima del 42% - la dejó fuera de los órganos de dirección. La quisieron relegar con un puesto de relleno, pero su falta de relevancia y la marginación de sus más señalados seguidores, le hicieron apartarse poco a poco hasta la toma definitiva de su decisión más amarga de su vida política.
“He adoptado esta decisión –escribió- después de una profunda reflexión y desde el convencimiento de que es lo mejor tanto para la nueva dirección del Partido Popular como para mi familia y para mí”. Es decir, tras dieciocho años mandando en el gobierno o al frente del aparato parlamentario con Mariano Rajoy, no me adapto o no acepto el papel secundario y de fuera de juego que se me ofrece. Además, sus enemigos reconocidos –Cospedal o Margallo- han influido para cerrarle cualquier retorno triunfal o, al menos, digno. El propio Casado y su secretario general – el lanzador de huesos de aceitunas, Teodoro García-, han dejado claro que no querían corrientes internas de opinión en el Partido Popular. Así que su salida ha sido seguida de un gran chorro de hipocresía, lamentando su salida y deseándole lo mejor… pero fuera de la política.
Es muy difícil que pueda volver a la política de nuevo. Distinto es que, si alguna vez gobierna el Partido Popular, no pueda ocupar un cargo representativo relevante, sin capacidad de influir en la marcha del partido, del tipo del Consejo de Estado o similar.
Pero esa será otra historia que no está al alcance de nadie predecir. Esperar es una necesidad en política, se gana y se pierde pero si la política tiene una cualidad es la reversibilidad y el convertir a los perdedores de hoy en los ganadores de mañana. Para que eso suceda, sin embargo hay que estar en la política activa, lo que no será su caso, por decisión propia.
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