¿Es posible vivir sin tener una cuenta bancaria?

Publicado: 01/08/2018
España tiene, junto a muchos países europeos, una tasa de bancarización cercana al 100%, prácticamente todos tenemos una cuenta bancaria
Nuestra sociedad actual está terriblemente influencia por las entidades bancarias. Tanto es así que España tiene, junto a muchos países europeos, una tasa de bancarización cercana al 100%, prácticamente todos tenemos una cuenta bancaria. En otras regiones  de Sudamérica existen tasas muy inferiores. Podría citarse Uruguay, donde los ciudadanos que tienen cuenta bancaria están entre un 16% y un 30%.

La pregunta es si es posible vivir sin tener una cuenta bancaria en la actualidad, y que consecuencias conllevaría dicha decisión. Para obtener una respuesta hemos consultado a los expertos en productos bancarios del comparador online Busconómico.

Razones para vivir sin una cuenta bancaria

En primer lugar tendríamos que plantearnos qué razones podemos tener para hacer algo así, y la verdad es que no es algo difícil. El sistema bancario actual está considerado por muchos sectores como un instrumento de control y represión social. Son entidades que fácilmente se les asocia al egoísmo económico cuando ellos siempre ganan mientras la sociedad tiene importantes recortes. Además, sus servicios generan multitud de gastos y comisiones por conceptos nuevos que cada vez aumentan en número, como “comisión de apertura”, “mantenimiento”, “por número de operaciones”, “por incluir tu nombre en los ingresos”, etc. Mucha gente daría gustosa un carpetazo a su relación con los bancos si ello le fuera posible.

​​​​​​​Posibilidad de vivir sin una cuenta bancaria

Bueno, teóricamente e incluso legalmente, no hay nada que nos obligue a tener una cuenta bancaria, así que la respuesta a la pregunta de este artículo es un sí, pero hay que tener en cuenta que, amén de la incomodidad de no tenerla, estaríamos limitados en ciertos aspectos. La primera barrera legal importante con que nos encontramos es la norma introducida por el Gobierno en 2012 que prohíbe los pagos en metálico por encima de los 2.500 euros. Esta medida tenía por objeto el control del dinero negro y la evasión fiscal, pero es un verdadero escollo para el que quiera vivir sin ser titular de una cuenta bancaria. Hay que considerar que la prohibición solo afecta a los pagos donde una de las partes sea una empresa, por lo que sería posible realizar pagos por importes superiores exclusivamente entre particulares.

​​​​​​​​​​​​​​Situaciones que se podrían resolver sin tener una cuenta bancaria

Y cuando decimos que se podrían resolver queremos decir que técnicamente es legal o posible hacerlo, pero que con toda seguridad nos vamos a encontrar con impedimentos de la otra parte a la hora de cobrar o pagar en metálico. Y esto es así a pesar de que en este país existe todavía una gran reticencia a renunciar el dinero en metálico, a diferencia de Dinamarca, Suecia o Noruega donde se emplea muy poco el papel moneda, o de Bélgica donde actualmente la gran mayoría de los pagos, por encima del 90%, se realizan electrónicamente o con tarjetas de crédito.

Aquí están algunas de las situaciones cotidianas que se podrían resolver sin cuenta bancaria:

  1. Cobrar nuestra nómina. El Estatuto de los Trabajadores contempla expresamente la posibilidad del cobro en efectivo, pero nos encontraremos con la reticencia de muchas empresas para quienes tener que disponer de una elevada cantidad de dinero efectivo para manejar supone un riesgo y una incomodidad. A pesar de ello, se podría conseguir este primer paso fundamental. No obstante, la limitación de los 2.500 euros permanece vigente en este campo también, por lo que si tu nómina supera dicho importe no podrías prescindir de una cuenta bancaria. Por desgracia, la mayor parte de los salarios están muy por debajo de ese importe, con lo cual no se daría esa necesidad.
  2. Pago de recibos por suministros y servicios. Los recibos del agua, la luz, corriente eléctrica y similares también podrían pagarse en ventanilla, tanto en las propias oficinas del proveedor como en la de los bancos, realizando ingresos a su cuenta.
  3. Alquiler de la vivienda. A pesar del inconveniente de que el casero tenga que visitarte todos los meses, o de tener que visitarlo tú, sería posible pagarle en metálico sin depender de una cuenta bancaria.
  4. Comprar un coche. No podríamos comprar un coche nuevo a ninguna empresa vendedora o distribuidora de vehículos, y nuestra única opción sería comprar un vehículo de segunda mano a un particular.
  5. Comprar una vivienda. Estaríamos en una situación similar. Existe una fórmula legal para hacerlo, pero no es para nada habitual y es la de comprar a un particular la vivienda con el precio aplazado, como si fuera una hipoteca. En esta opción, el vendedor nos financia la compra y se puede proteger del impago mediante la inclusión de una cláusula resolutoria en el contrato de compraventa en virtud de la cual la falta de pago de los plazos aplazados resolverían el contrato y la propiedad del inmueble regresaría al vendedor.
​​​​​​​Situaciones casi imposibles de solventar sin tener una cuenta bancaria

  1. Pensión o prestación. La gran mayoría de las prestaciones de la Seguridad Social se realizan mediante transferencia bancaria. Existe excepciones contempladas a esta práctica en la que el beneficiario puede recibir el importe de la pensión vía giro postal en determinadas circunstancias en las que se pueda justificar la imposibilidad de abrir una cuenta bancaria o cuando se acredite ser víctima de violencia de género.
  2. Otros cobros de la Administración. Así como el pago de la mayor parte de los impuestos se puede realizar en metálico, recibir dinero es mucho más complicado como en el caso de las devoluciones en la declaración de la Renta.
  3. Alquiler de coches, compras por Internet. En el caso de compras por Internet rara vez se contempla la opción de pago contrareembolso y en metálico. En cuanto al alquiler de coches, sí permiten el pago en metálico, pero todas las empresas exigen como garantía la presentación de una tarjeta de crédito contra eventuales contingencias, por lo que esta opción quedaría fuera de nuestras posibilidades. 
Es posible, pero más incómodo

En conclusión, vivir sin cuentas bancarias es posible, pero más incómodo, ya que muchos trámites son más engorrosos de realizar. Además, está el inconveniente de tener que guardar el dinero en metálico, que puede llegar a ser una cantidad importante si ahorramos mucho.

Si a pesar de todos los contras decidimos hacerlo, tendremos que renunciar a un determinado grupo de actuaciones a las que estamos acostumbrados y soportar los costes e incomodidades que nos obliguen a realizar los pagos en metálico.

 

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