No paran. La convocatoria de las elecciones destapa lo peor de nuestros políticos.No conocen límite alguno. Cualquier circunstancia les es propicia para sus fines con tal de captar un buen puñado de votos y, por supuesto, desgastando al rival. Y lo pueden hacer tratando de sacar provecho a la crisis de Cataluña, dejando más solo que la una al Gobierno de España frente a los independentistas y, si se tercia, también, metiendo en el paquete al poder judicial y no así, en abstracto, sino a jueces con nombres y apellidos y a tribunales enteros si es que se atreven a adoptar decisiones que no son de su gusto.
Se han llevado por delante al mismísimo Tribunal Supremo con su sentencia sobre el “procés” y, para no ser menos, lo hacen ya ,de manera anticipada, con la Sala que tiene que dictar su resolución sobre el caso Ere. Su presidente, Juan Antonio Calle ha pedido una nueva prórroga para poder tener lista la sentencia de tal modo que no podría darse a conocer antes de las elecciones del próximo 10 de Noviembre. Ya veremos qué contesta el TSJA pero todo hace indicar que aceptará dicha dispensa.Pues bien, en vez de respetar el trabajo de nuestros jueces se arrojan todo tipo de dudas. De hecho nada menos que el secretario general del PP, Teodoro Garcia Egea advirtió que sería bueno que se llegara a la campaña electoral conociéndose el fallo. Tal vez, porque pensará que será condenatorio para los ex dirigentes socialistas enjuiciados por lo que, con la prórroga solicitada, se les priva de esta arma de destrucción tan poderosa contra el PSOE. Y en Ciudadanos ha sido el mismísimo Albert Rivera el que no ha tenido remilgos en mostrar su contrariedad especulando de manera muy grave sobre la supuesta connivencia con los intereses del PSOE.
Como queda comprobado, se manosea de manera descarada todo lo relacionado con la Justicia. Siembran discordias e ,incluso, extrañas coincidencias en una actitud sumamente dañina para una institución tan clave como es la Justicia. Pensarán que los jueces ni sienten ni padecen y que les resulta gratis toda intromisión que hagan ya que no hay nadie que les defienda debidamente y ponga coto a esta situación. Lo que está sucediendo va más allá del libre ejercicio de crítica. Se trata de influir y condicionar. Confiemos, no puede ser de otra forma, en nuestros magistrados. Es lo mínimo que debemos hacer.
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