Pedro Pacheco acaba de disfrutar de un permiso permiso penitenciario más. Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, ahora no tendrá que ingresar en prisión sino que disfrutará de un régimen de semi libertad. Sólo tendrá que acudir a pernoctar al Centro de Inserción Social de Jerez. Y como él mismo ha confesado, de ahí espera a pasar a someterse al control telemático lo que le permitirá estar en casa sin mayores exigencias. Todo ello después de permanecer más de tres años y medio recluido y a la espera aún de que se ventilen otras causas pendientes todavía en los tribunales.
Tras la salida de la prisión de Puerto-3, y a la llegada a su domicilio familiar en Jerez, atendió a los periodistas a los que facilitó unas declaraciones en las que llega a mostrarse tal y como siempre ha sido sin que los duros años de internamiento se vislumbren en sus palabras o en su propio rostro. La verdad es que físicamente su aspecto sigue siendo formidable y su espíritu igual de combativo que siempre. Podría pensarse que después del trance tan desagradable que acaba de superar huiría de pronunciamientos políticos o de valoraciones sobre el estado de la ciudad que ha gobernado durante tantos años. Y no no ha sido así. Pacheco demuestra que su tiempo entre rejas no ha sido óbice para seguir manteniéndose al hilo de la actualidad y ,por supuesto, le ha servido para formase un criterio sobre el estado actual de la Justicia cuya opinión, de momento ,se guarda, en un gesto así de elemental prudencia dada su situación.
Es decir, su estancia en el trullo no ha amilanado su espíritu siempre inquieto, actitud que ,incluso, ha mantenido dentro del recinto penitenciario, lo que le ha valido más de un disgusto en forma de castigos. Una circunstancia ésta que nunca aceptó hasta el punto de considerarse una víctima más de una persecución por parte de las autoridades penitenciarias. Lo cierto es que Pacheco ya está con los suyos, aparentemente fuerte y sumamente leído. La lectura fue su refugio y ahora está por ver a qué va a dedicar su tiempo libre dado que, como él mismo explica, ya está jubilado. Aún así, cuesta trabajo creer que vaya a desaparecer del primer plano. De alguna u otra forma, la experiencia vivida y las ganas de afrontar este nuevo periodo ya en libertad pueden dar todavía mucho de sí. Habrá que estar a la espera pero, mientras tanto, queda claro que por delante le queda el disfrutar de su familia, de los suyos que nunca le fallaron en los peores momentos. Eso y la rebeldía que le caracteriza, y que tantos disgustos le han ocasionado, le harán vivir como un hombre en libertad, rodeado de amistad y afecto. Bienvenido a casa.
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