Con Y griega

El desafío catalán también llega a UGT y CCOO

Se abre un inquietante panorama en el que Andalucía tiene mucho que perder y mucho que decir

Publicado: 02/04/2018 ·
21:50
· Actualizado: 02/04/2018 · 21:50
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Autor

Antonio Yélamo

Periodista de dilatada trayectoria, Antonio Yélamo es director de Radio Sevilla, en la Cadena Ser

Con Y griega

La actualidad política, social y económica andaluza analizada desde la A a la Y con el sello personal de Antonio Yélamo

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Por si no tuvieran problemas encima de la mesa las grandes centrales sindicales UGT y CCOO se une ahora la discordia surgida a cuenta del apoyo dado a la manifestación convocada por los separatistas catalanes para el próximo día 15. Una movilización transversal dicen sus organizadores que se pretende constituir en una demostración de fuerza más de los nacionalistas y en favor de los dirigentes soberanistas encarcelados. Aunque los sindicalistas advierten que se trata ,más bien, de un intento de apostar por la institucionalidad de Cataluña y la supresión de la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno central, lo cierto es que el paso dado se interpreta como un claro gesto de apoyo a los de Òmnium y ANC, verdaderos impulsores de esta movilización y cuyos máximos responsables están, precisamente, en prisión por ser los instigadores del intento de golpe de Estado que llegaron a perpetrar.

Tanto UGT como CCOO de Cataluña se esfuerzan en explicar que, de esta forma, al impulsar una acción de protesta, se neutraliza la pretendida huelga general que persiguen los sectores más radicales. Pero, por mucho que traten de matizar tan difícil posición, a muy pocos sorprende el salto cualitativo dado por ambas organizaciones en dicho territorio. En especial, a las responsables en Andalucía, Carmen Castilla y Nuria López, respectivamente. Ambas tuvieron que pelear en sus organizaciones para conseguir el respeto debido en el seno de dicho sindicatos. La circunstancia de que se vieran en su día salpicados por los casos de los Cursos de Formación y los Ere, confería una especie de “ pecado original “ que les inhabilitaba para condicionar otras decisiones federales . En definitiva, aprovechaban la ocasión de debilidad para restarles poder. La deriva llevó a tal punto que ,en el caso de uno de ellos, en el último congreso federal se consagraba poco menos que “ el derecho a decidir” de los catalanes extremo éste que , al final, no prosperó gracias a la firme oposición de la delegación andaluza que amenazó, incluso, con montar una candidatura alternativa si tal principio se mantenía en los textos consiguiendo así desbaratar tal despropósito.

El problema suscitado por el nacionalismo catalán ha supuesto una verdadera lluvia ácida sobre las formaciones políticas de izquierdas y ahora, a lo que se ve, se extiende, también a los tradicionalmente conocidos como sindicatos de clase, olvidándose, precisamente, de ese cariz, esto es, se deja a un lado la lucha en favor de los trabajadores y se prima, en cambio, el factor identitario. El desafío se produce en uno de los momentos más delicados del sindicalismo español al verse desbordado por movimientos de bases, por ejemplo, en defensa de unas pensiones justas. Habrá que confiar en la inteligencia de Castilla y López. Tendrán, como otros, que levantar aquí un muro para impedir el paso a la imposición de un discurso que persigue  imponer el supremacismo, un inquietante panorama en el que Andalucía tiene mucho que perder y mucho que decir. 

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