Hace no mucho un anterior responsable del Ministerio de Fomento confesaba en la intimidad que no entendía el empeño de Andalucía por mejorar la interconectividad del puerto de Algeciras para fomentar así su función como punto de entrada y salida de mercancías de la península. Esa permanente reivindicación del enlace ferroviario, venía a decir, no tiene sentido en tanto en cuanto Algeciras ya tiene bastante con su faceta como puerto de transbordo mientras que para import/export ya están los de Barcelona y Valencia. Evidentemente, tal ataque de sinceridad ministerial no llegó al extremo de hacerlo público oficialmente pero aquí está la clave de la desidia con la que el gobierno central afronta el asunto. Así se explica, por ejemplo, la lluvia de millones destinados al corredor ferroviario del Mediterráneo situando de forma privilegiada a dichos recintos y las reticencias para todo lo que suponga potenciar,también, al puerto andaluz que, a este paso, tendrá que esperar décadas para ver colmadas sus aspiraciones.
No le den más vueltas. Alguien ya ha decido por nosotros. La estrategia no pasa por el Sur. Al menos a ojos de determinados responsables que se han dejado influir por un reparto de papeles ya fijado con anterioridad y auspiciado por poderosos grupos empresariales que, desgraciadamente, no están radicados en Andalucía y sí, en cambio, en la vertiente mediterránea. Más pronto que tarde, habrá que desvelar la autoría de dicho desahogo ministerial que pone a las claras lo que viene sucediendo. Griten,pataleen lo que quieran, pero ya está todo dicho.
Es lo que hay. Sin embargo, la realidad siempre es terca sucediéndose acontecimientos que vienen a poner de manifiesto la relevancia de esta tierra en la logística del continente europeo. El entramado portuario asentado en nuestra comunidad no hace más que crecer en toneladas de mercancías y tráficos captando nuevas líneas y prestando otros servicios. Y si los poderes públicos no ponen los medios necesarios, son las propias empresas las que van por delante abriendo camino. Ahí está la reciente decisión del gigante naviero Maersk de establecer una línea férrea Córdoba-Algeciras. Se trata de canalizar el flujo de contenedores desde el interior del país con destino al mercado exterior y viceversa, desde el puerto algecireño.
Es decir, son los propios operadores los que tienen muy claro las prestaciones que ofrece este enclave resistiéndose a aceptar lo que otros han asumido en favor de Barcelona y Valencia. Algeciras también puerto de import/export, claro que sí. A todo esto, no conviene dejar atrás la ofensiva del puerto de Huelva con la terminal de Majarabique, a las puertas de Sevilla o el cambio tecnológico en el que se ha embarcado el hispalense tanto en su gestión como en el desarrollo de su área logística con la implantación de nuevas industrias. En los de Cádiz,Málaga y Motril también vienen registrándose hitos y crecimientos continuos. Datos que,en definitiva, vienen a poner de manifiesto el poder del sistema portuario andaluz. Sólo hace falta que se tome conciencia de lo que se es capaz,sobre todo, para que por ahí no tomen decisiones sin nosotros.
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