El debate de investidura del nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, coincidía casi en el tiempo con la festividad en honor a San Antón, patrón de los animales. Una celebración popular muy arraigada no solo en la capital sino también en la provincia. Basta con echar un vistazo en las redes sociales para comprobar cómo los ayuntamientos desde Arquillos pasando por Peal de Becerro, Mengíbar o Úbeda se vuelcan para hacer partícipes a los vecinos de esta celebración. Si tomamos el calendario comprobaremos cómo nuestros pueblos se afanan por conservar y recuperar tradiciones que sirven para transmitir conocimientos, valores culturales y sociales y la memoria de un pasado rico y generoso en costumbres que siguen vivas. Muchos de estos festejos forman parte del catálogo del patrimonio cultural inmaterial de nuestra comunidad. Por no hablar de la Semana Santa, una celebración religiosa que lejos de desaparecer se ha convertido en un gran foco de atracción turística. A través de sus cuidados desfiles procesionales, cofradías y hermandades renuevan año a año el legado histórico del que son herederas. De esta manera, el público (creyente o no) tiene la posibilidad de contemplar verdaderas obras de arte aportando un notable valor artístico, cultural y folclórico. A la Semana Santa podríamos añadir otras festividades también de gran arraigo como la Navidad o Todos los Santos o manifestaciones artísticas como el flamenco, declarado hace 8 años Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. La lista es interminable en una tierra con tanta historia y pasado como la nuestra, en la que las innumerables costumbres de los pueblos que nos habitaron todavía siguen vigentes, aunque muchas de estas tradiciones han evolucionado a medida que la sociedad se ha transformado. Hoy en día el significado de muchas de estas celebraciones es distinto, incluso los programas festivos se han adecuado a los tiempos que corren. Esta evolución es la que no acepta la extrema derecha de VOX, que trata de perpetuar unos valores trasnochados y alejados de la realidad con su defensa a ultranza de las tradiciones católicas frente a quienes, según este partido, pretenden acabar con esas fiestas, una acusación que repiten hasta la sociedad sin concretar nunca dónde ven la amenaza. Y eso de acusar sin argumentos es también una tradición muy española.
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