Con perspectiva sureña

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En las últimas semanas la política se ha convertido en un gran lodazal con la aquiescencia de medios y políticos afanados en despellejar al Gobierno de Pedro Sá

Publicado: 27/09/2018 ·
23:52
· Actualizado: 27/09/2018 · 23:52
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Autor

Antonia Merino

Antonia Merino es una reconocida periodista y analista política y social de la provincia jienense

Con perspectiva sureña

La actualidad política y social vista desde la trinchera femenina y la experiencia de una veterana del periodismo jienense

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En las últimas semanas la política se ha convertido en un gran lodazal con la aquiescencia de medios y políticos afanados en despellejar al Gobierno de Pedro Sánchez a sabiendas de que ese lodazal forma parte también de su existencia. Un tal comisario Villarejo, desconocido hasta hace dos días para el común de los mortales, es el actor principal de un thriller del que de momento desconocemos cuál puede ser su final, pero que, sin embargo está siendo de gran utilidad para aquellos que consideran que le arrebataron el poder de la manera más infame. Este personaje oscuro, tétrico y falto de escrúpulos ha conseguido marcar la agenda política de este país y desbancar del debate cuestiones tan sumamente serias, tan sumamente delicadas como las acontecidas en los últimos días como es el terrorismo machista. Basta con echar un vistazo a las portadas de los periódicos o escuchar las declaraciones de los políticos para conocer el orden de prioridades en este tablero de ajedrez en el que cada asesinato machista solo les merece 140 caracteres en una red social para denunciar y solidarizarse con la familia de la víctima. Y punto. No encontrarán nada más que una simple declaración de buenas intenciones. En apenas nueve horas, el terrorismo machista ha dejado cuatro asesinatos: dos mujeres y dos niños. Es el trágico balance de una jornada negra que deja el cómputo general del año en 40 víctimas mortales, 37 mujeres y tres menores, según los datos aportados por el Ministerio de Igualdad. Familias rotas por el dolor y la insoportable inoperancia de unos poderes públicos incapaces de frenar esta barbarie. Ni siquiera los medios de comunicación están a la altura de las circunstancias. ¿Cuántas portadas le dedican a cada asesinato? ¿Cuántas veces hablan de los asesinos como lo que son, asesinos? ¿De verdad qué se trata de manera proporcionada a su gravedad? ¿Cuántas veces dejan claro que la violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos, un atentado contra la libertad y la dignidad de las personas y, sobre todo, un problema social? Sí, estamos ante uno de los problemas más graves que tenemos en nuestro país pero no es lo suficiente relevante ni para los medios, ni para los políticos más entretenidos con chapotear en un lago de inmundicia en el que importa más una conversación de sobremesa de hace diez años que el asesinato de una mujer ayer en Málaga.

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