La Navidad transcurre en el centro de la ciudad entre aglomeraciones que buscan el color de unas luces desconocidas por los gobiernos del Partido Popular. Resulta raro, incluso increíble, pero es año de elecciones y el equipo de Gobierno ha decidido que ahora sí se puede o sí se quiere lo que en tres años no se ha podido, o no se ha querido. Los jóvenes, las familias, yo misma, nos quedamos deslumbrados, nos hacemos fotos y las subimos a las redes. Ni calle Larios ni la Puerta del Sol, mira qué chula está la Carrera. Y nos gusta, nos satisface a quienes un día y otro, todos estos años de tristeza, añoramos una ciudad viva; a quienes creemos en el comercio tradicional como pulmón de un Jaén que, sin embargo, triste e inevitablemente, se traslada al norte y a las afueras, entre anuncios de Centros Comerciales y un descuido imperdonable de su casco histórico. Vivimos en una permanente contradicción, en un círculo ficticio e ilusorio que a veces nos hace olvidar al comercio de proximidad y también a los barrios de siempre, la gente que construye ciudad y que nos hace jiennenses, mientras las máquinas aceleran en Las Lagunillas para que no haya una Navidad igual. Pero hoy somos felices ante el espejismo del Jaén que queremos y que anhelamos, esa ciudad repleta de posibilidades por la que el Partido Popular nunca apostó.
Y es que a esto de los mandatos,-creen nuestros gestores-, le pasa como a la religión: que todo es perdonable si te confiesas a última hora; algo de penitencia sobrellevable y directos al cielo de un nuevo mandato, y vuelta a dormir otra vez. Es cierto que la gente es buena por definición y la memoria débil, pero me da la impresión que nos acompañan demasiados apagones navideños -y otro muy grande, de muchos años y muchas Navidades-,que van a necesitar de mucha penitencia y una generalizada amnesia para ser olvidados.
Atravieso el Polígono del Valle, condenado a pan y agua por nuestros munícipes tras ser tildado de afín a las huestes socialistas. Huérfano de colorido, como muchos otros barrios, sólo la lejana luz de El Corte Inglés les recuerda esta Navidad desigual. No pasa nada, piensan algunos, en poco tiempo podrán darse una vuelta por el Jaén Plaza, paradigma de cielo para ese equipo de gobierno municipal que, este año sí -que tenemos elecciones municipales en mayo-, acertó a encender las luces en medio del apagón.
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