Nos vuelven a matar, vuelven a asesinar a una mujer por el hecho de ser mujer. Nos matan a cualquier hora del día. Nos matan independientemente de la ropa que llevemos, de si estamos corriendo, disfrutando de un momento de esparcimiento, de copas o en casa. Nos matan porque la violencia contra las mujeres sigue existiendo, porque no es una cuestión insignificante y radicalizada de miles de mujeres que peleamos por ser libres, por permanecer vivas. Nos siguen matando y siguen atentando contra nosotras, contra todas nosotras. La mayoría de los medios de comunicación, las instituciones y casi todos los partidos políticos democráticos condenan la violencia machista. No hay quien pueda exculpar a quién asesina a una mujer. No consigo encontrar justificación o atenuante posible para quién ha matado a Laura. No puedo concebir que exista un partido político o un líder que haya obtenido representación parlamentaria con un discurso en el que se culpa a las mujeres de la violencia ejercida sobre ellas. Siento náuseas ante las declaraciones en las que los representantes de VOX apelan a la derogación de la Ley contra la Violencia de Género, en la que los dirigentes de VOX menosprecian el trabajo incansable, la lucha por mantenernos vivas, por protegernos de la barbarie machista que atenta de forma salvaje contra nosotras, contra nuestros hijos, buscando hacernos daños de forma perpetua. Siento una enorme rabia e incomprensión hacia quien condenando el asesinato hacia las mujeres, se sienta en una mesa a negociar con formaciones políticas que mantienen y defienden un discurso agresivo contra los derechos y libertades conquistados por el esfuerzo colectivo de quien defiende, pelea y legisla en favor de la igualdad entre hombres y mujeres. No necesitamos más paternalismos, no queremos estructuras patriarcales que legislen por nosotras. Nos queremos vivas y libres. Queremos no sentir miedo a cualquier hora del día por el hecho de encontrarnos solas. No queremos ir acompañadas en todo momento para evitar que atenten contra nosotras. Queremos elegir nuestra forma de vivir, nuestra forma de vestir y que ello no suponga la tutela, el beneplácito de un hombre. No queremos defendernos a riesgo de nuestra propia vida para no ser violadas, maltratadas o atemorizadas. No queremos vestirnos de luto porque maten a una de nosotras. Nos queremos a salvo.
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