Con el alma en pie

El tranvía de nunca jamás

Había una vez, hace casi ocho años, en las afueras de Jaén, unas cocheras en las que encerraron unos vagones de un tranvía que ansiaba funcionar y que...

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Había una vez, hace casi ocho años, en las afueras de Jaén, unas cocheras en las que encerraron unos vagones de un tranvía que ansiaba funcionar y que significó una apuesta en la ciudad por mejorar la calidad de vida de la gente de Jaén. Un sistema de movilidad rápido, accesible, no contaminante y que supondría una descarga del tráfico rodado en la capital. Pero llegó la convocatoria de elecciones municipales y el candidato del PP Fernández de Moya, como el Capitán Garfio, prometió castigar a la ciudadanía y juró que “nunca nadie se subiría al tranvía”. Utilizó todas las herramientas que tenía a su disposición y ayudado por su tropa de “piratas”, encabezada por la empresa de autobuses “Castillo”, presentó denuncia para la paralización del sistema tranviario. Lo consiguieron y lo celebraron, sin tener en cuenta la utilidad de este sistema de movilidad. De aquella fiesta se publicaron fotos en los medios de comunicación. Era una advertencia. Mientras que la empresa concesionaria del servicio de autobuses siguiera siendo Castillo y el Equipo de Gobierno fuera el Popular, el tranvía no saldría de cocheras. Y así seguimos prisioneros de un Ayuntamiento que nos arroja al abandono, a la desesperación, a la frustración y en la que mandan las empresas concesionarias, sobre las que no hay un control público. No existe por parte del Ayuntamiento voluntad de ejercer su responsabilidad y es por ello, que la auditoría de cuentas ordenada por el Pleno y a la que debe someterse la empresa Castillo, aún no se ha realizado. Pasaron los años y mientras el Ayuntamiento seguía denostando el proyecto del tranvía, la Junta de Andalucía y la Diputación decidieron asumir los compromisos presupuestarios necesarios y junto a una Declaración de Interés Metropolitano, desatascar un proyecto progresista en el que nunca creyó el Partido Popular. Y de nuevo “Garfio y sus piratas” volvieron a plantear recurso ante el TSJA, pensando exclusivamente en el interés particular de la empresa que entiende que saldrá perjudicada. No se justifica que quién tiene que pelear por el interés general caiga en las redes de la “piratería” y al igual que en el cuento de Peter Pan, esté más ocupado en pelear contra los “Niños Perdidos” e insistir en arrebatarnos el sueño de tener en Jaén lo que otras capitales ya tienen: un sistema de movilidad moderno y sostenible medioambientalmente.

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