Dueña de una trayectoria de casi 70 títulos, la intérprete francesa Juliette Binoche admite que en la industria cinematográfica hay demasiados egos, aunque a su juicio actuar es, esencialmente, "ponerse al servicio del otro".
"Si no has entendido que actuar es ponerse al servicio del otro, igual que dirigir es estar al servicio de algo más grande, no has entendido nada", indica en entrevista con EFE la actriz, de la que mañana se estrena en España "Un sol interior", de la directora francesa Claire Denis.
De ahí, en su opinión, la "dicotomía" existente entre estar frente a una cámara, "que requiere cierta desnudez, una disponibilidad", y la alfombra roja, "una especie de ejercicio magnífico de tu persona, de tu identidad y de tu imagen", que recomienda no tomarse en serio.
En "Un sol interior", que arrancó aplausos y sonrisas en su proyección durante la pasada Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, Binoche se desnuda de forma literal y figurada para encarnar a Isabelle, una madre divorciada que persevera en la búsqueda del amor verdadero sin obcecarse en sus sucesivos fracasos.
"Hay humor, pero también contiene el vértigo de la desesperación. Es una mujer muy desesperada, por eso también es divertida, por las situaciones absurdas. Su deseo es tan fuerte que no tiene miedo de seguirlo", añade la parisina de 54 años, ganadora de un Óscar en 1996 a la mejor actriz de reparto por "The English Patient".
Un banquero, un actor casado, su exmarido o un hombre de menor clase social son algunos de los candidatos que no pasarán la criba de su personaje, tanto por el nivel de exigencia como por su falta global de criterio.
"Me encanta actuar en películas de amor", señala la actriz, para la que ese tipo de historias "te hacen sentir esa parte escondida de ti: gracias al otro, a la intimidad amorosa, estás en relación realmente con el fondo de tu persona".
Binoche, que goza del beneplácito del público y de la crítica por películas como "Trois couleurs: Rouge" o "Chocolat", destaca que el carácter vulnerable de la Isabelle de "Un sol interior" no implica que sea débil.
"Hay una inteligencia que procede de la vulnerabilidad, porque percibes las cosas con ojos humildes. Hay una porosidad que hace que tengas más vínculos con el exterior", añade la premiada en enero por el organismo encargado de la promoción en el exterior de la cinematografía gala, Unifrance, por contribuir al esplendor de esa industria.
La Binoche, como también se la conoce popularmente, dice "francamente" que "es más difícil encontrar un gran amor que un buen papel".
Un actor, sostiene, debe estar abierto a las emociones y "no anticipar", dejarse llevar por la capacidad de los seres humanos "de captar cosas nuevas, igual que un ordenador detecta el wifi".
Esa búsqueda de novedad y de riesgo le ha llevado en este filme a compartir pantalla por primera vez con otro gigante de la interpretación en Francia, Gérard Depardieu, y a dar por cerrada la disputa dialéctica entre ambos que remontaba a 2010.
"Me gustaría saber por qué se le tiene tanta estima. No tiene nada", dijo de ella ese año Depardieu, que interpreta al vidente en el que Isabelle busca respuestas y cierra "Un sol interior" con su escena conjunta.
La actriz recuerda que le conoció en un plató cuando ella apenas tenía 18 años, y reconoce que esas declaraciones desafortunadas en 2010, que le afectaron y sorprendieron, ya están superadas: "Entre nosotros, al menos por mi parte, porque en cierta forma era yo la atacada, había un deseo de reconciliación".
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