El director catalán y ganador de un Goya Jaime Rosales no quiere hacer "películas Disney" sino "retratar a la sociedad", como ha intentado en su último largometraje, "Girasoles salvajes", donde pretende hacer una reivindicación frente al machismo y resaltar el valor del amor y la familia.
El director de "La soledad" ha presentado este lunes su última película, que se estrena en España este viernes, en los cines Lys de Valencia, donde ha apuntado que costó ocho semanas de rodar (entre Barcelona y Melilla) y fue escrita antes de la pandemia, "aunque el covid nos pilló de pleno -ha explicado-, por eso sale representado en la obra, además de que es una forma de fechar la película".
Los protagonistas de la historia están representados por Anna Castillo, Oriol Pla, Quim Àvila y Lluís Marqués. La película gira en torno a Julia, una joven de 22 años que es madre de dos niños pero que se acaba enamorando de Óscar, un chico conflictivo con el que comienza una relación. A medida que pasan tiempo juntos, Julia empieza a plantearse si Óscar es la persona que realmente necesita a su lado, aunque será Álex, junto al padre de sus hijos, los que le enseñarán el verdadero valor del amor y la familia.
"La idea de la película me surgió viendo un documental en el que una chica americana llevaba la misma vida que la protagonista, además de que yo siempre en mis películas intento que esté presente la familia, porque tengo un vínculo muy fuerte con ellos y considero que la familia es una fuente de bienestar y me interesa cómo se resuelven los conflictos en ella", ha explicado.
A la hora de crear, Rosales prima la creatividad frente a "los gustos de la industria", y ha apuntado que cuando trabaja con los actores busca "la espontaneidad", porque "tienen mucho que aportar al personaje". "De hecho -ha resaltado-, a veces me dan ideas que a mí no se me han ocurrido".
Los movimientos de cámara "son objetivos, porque en el cine el punto de vista se vincula con el deseo; por eso he primado lo que ella ve, porque todo gira en torno a ella. En ningún momento se cuenta la historia desde los ojos de los hombres, siempre se hace a través de los de ella o desde el exterior", ha apuntado.
Los créditos de la película también tienen vinculación con la historia, pues "son líneas que semejan todas las personas que se han cruzado en la vida de Julia", según Rosales.
"Al final vivimos en un mundo donde se valora más lo bueno que lo malo, sin darnos cuenta de que la sociedad ha avanzado; ahora hay muchas menos agresiones que antes, la gente tiene una mentalidad mucho más abierta, y ya no hay tanta hambre en África, de hecho con el conflicto de Ucrania y Rusia se ha visto cómo somos capaces de unirnos y trabajar juntos", ha añadido.
Y por eso, según el director, en la película ha querido reflejar "cómo a pesar de que una mujer sufra violencia de género es capaz de salir, madurar y ser feliz".
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