Siempre he tenido un especial cariño a lo que ha representado la Guardia Civil para nuestro país. Es una de las herencias que tengo de mi padre. Mi abuelo perteneció a este cuerpo y soy consciente, desde niño, del sentido de honor y de lealtad a nuestro país que siempre han tenido sus miembros.
Lo que estamos viviendo en estos días sobre el cese del responsable del Cuerpo en Madrid con la repercusión que esto podría tener en la investigación que se está siguiendo por un juzgado de Madrid sobre la posible incidencia de la manifestación del 8-M en Madrid en la pandemia por covid-19.
Es tan grave el asunto que, según los medios de comunicación, la juez encargada del caso ha remitido un oficio a la Secretaría de Estado de Seguridad recordando que desde que inició esta investigación dio orden expresa a la Guardia Civil, que actúa como policía judicial en la causa, de guardar rigurosa reserva sobre las investigaciones encomendadas, y ha advertido de la infracción de dicho deber puede llevar a dar lugar a responsabilidades penales.
Igualmente, otro alto cargo de la Guardia Civil ha dimitido en estas últimas horas de su cargo.
Es tal el deshonor que ha sufrido ésta, que me consta el malestar de muchos de sus miembros que ven como el poder político trata de menospreciar el prestigio conseguido durante muchos años en situaciones complicadas. Lo primero que se me viene a la cabeza es la lucha contra la banda terrorista ETA.
No es justa esta situación y, sin duda, debe implicar responsabilidades políticas. No sólo de quien ostenta la Dirección General de la Guardia Civil sino que las decisiones deben ir más arriba, deben llegar hasta el mismísimo Ministro de Interior. Sería el verdadero responsable de la situación generada y en política, como en otros ámbitos de la vida, pero más en ésta, se deben asumir responsabilidades.
Esta situación generada es una más de lo que llamo el “desgobierno” de Pedro Sánchez. En plena gestión de la pandemia más terrorífica que nuestro país ha vivido, las decisiones que se han tomado por parte del Presidente del Gobierno y sus Ministros han sido de lo más desacertadas, totalmente erróneas. Ya saben aquello de que de aquellos polvos estos lodos. No se puede defender la gestión se mire por donde se mire.
Además, la injerencia del poder político en otros poderes del Estado es total. Se hace con instituciones como la Guardia Civil en este caso pero, de soslayo, se trata de influir en las decisiones que el Poder Judicial pueda tomar en el ámbito de sus investigaciones. Es esencial que la Guardia Civil trabaje intensamente en las investigaciones que se están haciendo sobre la gestión ante el coronavirus y las manifestaciones del 8 de marzo. Se tiene que ofrecer una total garantía de imparcialidad en la investigación y eso no lo estamos viendo en la actualidad con las decisiones que se están tomando.
Los próximos días serán cruciales en este asunto y esperemos que, por el bien de nuestro país y de la Guardia Civil que no se lo merece, se tomen las medidas oportunas para devolver la credibilidad. Sean las que sean, cuesten lo que cuesten.
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