Absit Invidia

Rey (d)emérito

Don Juan Carlos consolidó la monarquía en España, rentabilizando su decisivo papel en el 23F, y él mismo le ha dado un golpe mortal a la institución

Publicado: 20/03/2020 ·
17:15
· Actualizado: 20/03/2020 · 17:15
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  • Don Juan Carlos de Borbón. -
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Hubo una época, cercana en el tiempo, en la que los periodistas buscábamos la fotografía de recuerdo con el Rey Juan Carlos, al que, por cierto, nunca le podíamos formular preguntas. Los informadores españoles (sálvese quien pueda) dábamos prioridad, entonces, en los últimos años del siglo XX, a la inviolabilidad del monarca, contemplada en el artículo 56 de la Constitución, y nos enterábamos de los escándalos reales a través de medios de comunicación de otros países, a los que, incluso, restábamos credibilidad con tal de proteger la figura del jefe del Estado, y tapar nuestras vergüenzas nacionales.

Sin embargo, a duras penas, la democracia española ha ido madurando a este respecto, gracias a la evidente colaboración indeseada de Villarejo y Corina. Don Juan Carlos consolidó la monarquía en España, rentabilizando su decisivo papel para frenar el golpe de Estado del 23F, y él mismo le ha dado un golpe mortal del que la institución ya no se recuperará por muy hábil que haya sido la decisión, la estrategia y el momento elegido por la Casa Real para reconocer, a su manera, las informaciones que apuntan a presuntas comisiones millonarias de Arabia Saudí, que habría recibido el monarca, e investiga la Fiscalía suiza para estupor de los españoles y sus sufridas cacerolas y sartenes.

JUAN CARLOS I

Urdangarín también aportó varios capítulos de su puño y letra a esta crónica de una muerte anunciada, la de una institución que cada vez es más cuestionada por opinión pública y publicada de este país. No discuto el trascendental papel del monarca, con sus claros y oscuros, durante el periodo de la Transición; pero es incuestionable que descrédito y decadencia le han acompañado durante el último lustro, arrastrando con ello a su propio heredero.

España está sumergida ahora en una catástrofe sin precedentes. Por tanto, la prioridad y los esfuerzos están encaminados hacia la derrota del coronavirus, que aún parece lejana. Sin embargo, la sociedad española ni olvida ni perdona. Eso sí, el comportamiento de Felipe VI está siendo inmaculado, tratando de reaccionar en la adversidad, pero la sombra que proyecta su padre es tan alargada que parece complejo el desenredo. Mi reconocimiento a Doña Sofía quien pese a, muy probablemente, saber de las andanzas de su marido, dio la estabilidad necesaria a la corona, en el momento oportuno.

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