La Taberna de los Sabios

¿Dónde estaba usted el día que...?

No sabemos si nos encontramos en los primeros capítulos de una película de terror apocalíptico o si la marejada no llegará a tanto

Publicado: 11/03/2020 ·
09:19
· Actualizado: 11/03/2020 · 09:19
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Autor

Manuel Pimentel

El autor del blog, Manuel Pimentel, es editor y escritor. Ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales

La Taberna de los Sabios

En tiempos de vértigo, los sabios de la taberna apuran su copa porque saben que pese a todo, merece la pena vivir

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Se trata de momentos únicos, trascendentes. Y para siempre nos acordaremos de dónde estábamos cuando acontecieron esos grandes sucesos que sacuden la historia. Nunca podremos olvidarlos ya, porque quedan grabados tanto en la mente colectiva como en la propia. Siendo niño, la llegada a la luna me pilló en Algodonales. El 11S derrumbó a las Torres Gemelas y al mundo mientras participaba en un congreso en Barcelona. Y el envite del coronavirus que siembra desconcierto y pánico, me sorprendió en Roma, de donde, afortunadamente, acabo de regresar.

Viajamos hasta la ciudad eterna para rodar un capítulo de Arqueomanía para TVE2. La Marmotta es un increíble yacimiento subacuático de 8.000 años de antigüedad. Enormes piraguas evidencian una avanzada tecnología náutica que permitió el avance del neolítico por el Mediterráneo. Consultamos a las autoridades y nosconfirmaron que podíamos viajar a Roma. Sólo sobre las regiones del norte pesaban restricciones.

Volamos con medio pasaje, señal de que los turistas ya habían sentenciado al destino italiano. El aeropuerto de Roma nos pareció casi desierto. Sin embargo, cuando fuimos a cenar – era viernes – los restaurantes se encontraban repletos de comensales italianos, que reían y bromeaban como si tal cosa. Al día siguiente nos trasladamos al lago, donde rodamos con tranquilidad. Fue esa tarde del sábado cuando saltó la noticia. La Lombardía quedaba aislada. Sin embargo, en la cena, el restaurante volvía a encontrarse lleno, aunque sin ningún turista a nuestro alrededor.

El domingo volvimos al lago. Nico, arqueólogo italiano, acababa de hablar con un amigo de Milán. Era autónomo, guía turístico, y se encontraba encerrado en casa. La tragedia, que como colectiva es anónima, comenzaba a tomar cara. Grabamos ese día mientras las noticias se precipitaban. Los infectados y muertos subían, sobre todo en Italia y España. Ese día nos comunicaron que todos los museos de Roma quedaban cerrados. Teníamos previsto grabar el lunes del museo de la Civilitá y el martes el del Coliseo, donde se exhibía una espléndida muestra sobre los cartagineses. Sólo pudimos grabar en el primero, donde se encontraba el riquísimo material arqueológico de La Marmotta. El cambio de planes nos permitió adelantar el vuelo hasta ayer martes por la mañana. El lunes por la tarde nos dirigimos al foro, para grabar unas entradillas dedicadas a los gladiadores. Apenas si encontramos viandantes en una de las zonas más turísticas del planeta. El recuerdo del más grande imperio que vieran los siglos quedaba cubierto con un manto de extrañeza. Las noticias continuaban cebando el pánico. Cancelaciones de todo tipo de actos, tortazo histórico en las bolsas mundiales, muertos y más muertos. Paseamos por una fantasmal Vía del Corso, con sus tiendas vacías implorando una clientela ausente y fugada.

Cenamos temprano, casi solos, mientras nos llegaba la noticia de la suspensión de clases en colegio y universidades de Madrid, donde el foco, al igual que en Vitoria, parecía encontrarse fuera de control. Fue al llegar al hotel cuando leímos que se decidía ampliar la zona de exclusión a toda Italia. ¿Podríamos salir nosotros, entonces? Tuvimos suerte. Ayer aterrizamos en España mientras que el gobierno prohibía los vuelos directos de Italia. Nos libramos por los pelos.

Y nos encontramos con el desconcierto total. No sabemos si nos encontramos en los primeros capítulos de una película de terror apocalíptico o si la marejada no llegará a tanto. Ya veremos. En todo caso, jamás olvidaremos estos días, ni usted ni yo. La amenaza de una pandemia global habitará con nosotros el resto de nuestras vidas. Pero, al menos, leemos una buena noticia: China parece contener al virus.

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