Hoy comienza la ronda del rey con los partidos. Se lanzan noticias falsas y rumores para influir en el público cuando interesa crear un estado de opinión por motivos espurios. Hay un tema que ha sido explotado por algunos. El runrún se gestó antes pero la ocasión para darle publicidad ha sido el abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mientras el rey volaba para Cuba. A raíz de esa coincidencia se ha pretendido poner en circulación dos bulos. El primero, las malas relaciones entre el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el rey Felipe. El segundo, ha sido promovido por el papel de anfitrión en la sede de la Cumbre del Clima del presidente en lugar del rey. El rey recibió a los altos mandatarios -fundamentalmente jefes de Estado o de Gobierno- como corresponde en el Palacio de Oriente. Tal como la británica reina Isabel II ha hecho con los jefes de delegación en Londres , en Buckingham Palace, en la reciente Cumbre de la OTAN. El runrún era intencionado. Ha habido quienes han dejado por escrito que el presidente en funciones ha querido -segundo bulo- “ir de jefe de Estado”. La Razón tituló: “Sánchez se erige en “jefe de Estado” en la Cumbre del Clima”. El Español no se quedó atrás: “Frialdad y suspicacia entre Felipe VI y Pedro Sánchez” y “Las consultas de Felipe VI, descafeinadas al coincidir con las reuniones entre PSOE y ERC”. y así sucesivamente.
Quizá cierta prensa añora la intromisión del rey en los asuntos políticos, como en los tiempos de su bisabuelo Alfonso XIII. Su venalidad en asuntos militares y su actitud complaciente con la dictadura de Miguel Primo de Rivera, entre otras cosas, le costó el trono. Una de las cualidades que pueden consolidar a la monarquía es justamente -además de la ejemplaridad - el ajustarse estrictamente a su papel constitucional. No hay mejor receta para la monarquía parlamentaria. Con un parlamento muy fragmentado y de difícil gobernabilidad esa virtud se convierte en necesidad.
Dos notas. Primera. En su Manual de Resistencia Pedro Sánchez habla expresamente de su relación estrecha, de su complicidad y de la confianza mutua entre él y el monarca, frente a “los amantes de la cizaña”. La segunda. Javier Cercas dijo hace poco ante el rey: “El verdadero dilema en España no es república o monarquía, sino mejor o peor democracia”.
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