Teresa Rodríguez, líder anticapitalista de Adelante Andalucía, ha jugado al todo por el todo. Ha optado por una ruptura con Pablo Iglesias o, si se quiere, con la rama mayoritaria de Podemos para plantear su propio esquema político independiente de cara al futuro. No lo consiguió en las pasadas elecciones autonómicas de 2018 y ahora -cuando Pablo Iglesias e Irene Montero se han integrado en la coalición gubernamental con el PSOE- el vaso de su resistencia interna ha rebosado y ha planteado su envite. Después de cada una de las dos últimas elecciones generales, con la victoria insuficiente de Pedro Sánchez, Teresa Rodríguez defendió insistentemente el apoyo al PSOE como mal menor -para que no gobernara la derecha ni se repitieran elecciones- pero sin participar en el gobierno sino “vigilando” desde fuera a ese gobierno, para no contaminarse con las políticas del PSOE ni con los políticos socialistas, con los nunca ha compartido ni postulados ni ha forjado alianzas ni complicidades.
El envite de Teresa Rodríguez se ha cursado pacíficamente. Han comparecido juntos ella y Pablo Iglesias, con buenos modales, y se han despedido con un ¡Hasta la vista! Literalmente han dicho “No es un adiós, sino un hasta luego”. La expresión es muy complaciente con el futuro que se desconoce. Esas expectativas están por cumplirse y será muy difícil que lleguen a buen puerto. Es sencillo pensar por qué. En el futuro próximo las cosas pueden discurrir con normalidad, incluso en el grupo parlamentario andaluz, pero a medida que la estructura partidaria de Podemos, Izquierda Unida y Adelante Andalucía se vayan decantando hacia sus respectivas verdaderas posiciones y vayan consolidándose los liderazgos en Adelante Andalucía (sector mayoritario de Teresa Rodríguez, no de Izquierda Unida) y de Podemos Andalucía los roces, primero, y los enfrentamientos, más tarde, tienen que darse por descontados. Esa coexistencia por el mismo espacio ideológico y electoral necesariamente producirá rupturas, más o menos belicosas, pero rupturas.
¿Qué espacio electoral tendrá Adelante Andalucía, sin Podemos e Izquierda Unida? Se presenta para captar el voto andalucista, feminista, ecologista y de clase. Ese espacio -el fundamental, el andalucista- es extremadamente restringido históricamente en Andalucía, incluso en los mejores momentos, pero en las dos últimas elecciones andaluzas de 2015 y 2018 ha sido especialmente precario. Los otros aspectos también lo reivindican otras formaciones políticas, así que será complicado el éxito.
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