Curioso Empedernido

Afirmaciones y rectificaciones

Entre plenitudes y avatares, fortalezas y debilidades, pechos hinchados y  desfondes, caminamos a duras penas afirmándonos y rectificándonos

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El ser humano piensa y como decía Descartes, aunque a veces nos resulte increíble, existe. Claro está que este homínido, que somos nosotros, se ve obligado a tomar decisiones, y con más o menos frecuencia comete errores, vamos que se equivoca.

Entre plenitudes y avatares, fortalezas y debilidades, pechos hinchados y  desfondes, caminamos a duras penas afirmándonos y rectificándonos, sacando pecho o refugiándonos, pagando o recaudando, preguntándonos o respondiéndonos , apostando o rechazando sobre lo que afirmamos y lo que hemos de rectificar.

Si dos partes no quieren hablar es muy difícil mediar, ya que no hay posibilidad de diálogo. Sin embargo, si cada cual admite su parte de razón, y aparca las emociones y los intereses individuales para perder algo y que todos ganen, el acuerdo es posible.

Hay quienes se dan cuenta de que han metido la pata pero son incapaces  de rectificar, y quienes son como banderas al viento que van según la dirección del mismo que curiosamente traduce su conveniencia, y buscan  la misma aunque pierdan la dignidad y tengan que arrastrarse por los suelos.

Cada cual y cada quien interpreta la realidad según le va. Así cuando estamos  en la recta final  de un proceso electoral,  municipales y europeas, y hay territorios que también tienen autonómicas,  nos encontramos que cada uno le da el valor según las expectativas que se dibujan en la misma.

Hablamos del mundo en que vivimos y de lo que nos ocurre , pero en ocasiones parece que todo está envuelto en un misterio y hemos de transformarlo para que quienes nos rodean lo entiendan, y hay instantes mágicos en los que la verdad nos es revelada y otros en los que no somos capaces de rebelarnos ante  lo fingido.

Prólogos y despedidas de cualquier historia que pudiera sucedernos o inventarnos, demasiado tiempo conectados a nuestros móviles para sentirnos más solos que nunca , tener los nervios a flor de pie para ver que realmente estamos vivos.

Nos hacemos un lío entre bondades y tarascadas, intentamos poner humor en aquello que de antemano es aburrido, entre lo estrambótico y lo estroboscópico respetamos lo políticamente correcto. A nadie se lo ocurre tratar con normalidad lo que es normal y nos extraña todo lo que nos pone en cuestión y nos hace dudar.
 Si queremos transformar la realidad y avanzar, los cambios son obligados, superando a olvidadizos y desmemoriados, emocionados e ilusionados, populares y elitistas, excusas y pretextos, frágiles y vulnerables, muecas y muescas, avisos y reacciones, positivos y hermosos, lerdos y lucidos...

La importancia y la irrelevancia, nos demuestran que resulta muy difícil encontrar  nuevas soluciones a viejos problemas, y terminamos no sabiendo tomar decisiones claras y firmes, debiendo explicar lo que sentimos y cuáles son las razones de nuestra actuación.

Hemos de saber pasar página y conceder incluso al que nos parezca culpable, el beneficio de la duda para ser capaces de comenzar de nuevo y que nuestra creatividad nos haga brillar y avanzar a pasos agigantados.

Es necesario mostrarnos confiados y seguros, dispuestos a superar los conflictos que nos encontramos en el camino. Encontrar la clave de las personas para evitar las discusiones absurdas y estériles.
                       
 

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