Campo de Gibraltar

LLega a Chiclana la moda de los candados del amor

Imitando a los protagonistas del libro ?Tengo ganas de ti?, varias parejas chiclaneras han sellado su amor colgando un candado en el Puente Chico y lanzando la llave al río Iro

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  • Uno de los candados que hay colgados en el Puente Chico. -
Lola y Jesús, Isa y Manuel, Astor y Patri, Victoria y Antonio, Rafa y Ana. Han sido las primeras parejas chiclaneras en sellar su amor colocando un candado en el Puente Chico, pero probablemente no sean las últimas. La moda de los candados del amor acaba de llegar a Chiclana y, aunque de momento es sólo algo anecdótico, amenaza con extenderse al igual que ha ocurrido en otros puentes europeos.

El ritual que siguen los enamorados chiclaneros es sencillo. Cuelgan un candado con sus nombres en uno de los barrotes del puente, lo cierran y arrojan la llave al río Iro con las manos unidas, como símbolo de unión eterna. Junto a los nombres suelen dejar escrita la fecha de inicio de la relación y alguna frase de amor, como “siempre juntos”.

El causante de esta moda parece ser el libro Tengo ganas de ti, del escritor italiano Federico Moccia. En esta novela, que ha sido todo un éxito de ventas en Italia y ahora también en España, los protagonistas, Step y Gin, colgaron un candado con sus identidades en el puente Milvio (Roma) y tiraron la llave al río Tiber. Step preguntó: “¿Qué pasa después?”. Gin le respondió: “Ya nunca te separas”. El propio Moccia se encargó de poner el primer candado en el Puente Milvio para hacer más real la historia. Pronto miles de parejas comenzaron a imitarle y a colgar sus cerrojos en ese mismo puente, y más tarde en otras pasarelas de Italia.

El fenómeno Moccia se extendió a medida que el libro se fue editando en otros países. El pasado mes de enero llegó a las librerías españolas y desde entonces han aparecido candados del amor colgados por toda la geografía: Barcelona, Valencia, Galicia, Sevilla y ahora también Chiclana.

Polémica

Sin embargo lo que comenzó como una anécdota se ha convertido ya en un creciente problema en muchos puentes. En el Milvio una de las farolas se vino abajo por el peso de tanto amor. A partir de ahí el Ayuntamiento italiano creó un sitio en internet donde las parejas podían colgar un candado virtual. Sin embargo, la idea no fue bien recibida por la población, hasta el punto que el Ayuntamiento optó por instalar unas columnas de acero en el puente para que los enamorados pudieran volver a colgar los cerrojos sin dañar el patrimonio cultural.

La polémica ahora está en Sevilla. Los más de 300 candados que ya se contabilizan en el puente Triana están siendo motivo de controversia y de discusión política. Mientras algunos lo ven como un fenómeno sin importancia, otros lo consideran un atentado estético. El Ayuntamiento de Sevilla no ha decidido aún qué hacer con los candados; si permitirlos o ponerles coto.

En Chiclana, de momento, no hay motivo para alarmarse. La presencia de candados es por ahora anecdótica. No obstante, fuentes del equipo de Gobierno han asegurado a este medio que si el fenómeno se extiende se tendrán que adoptar medidas.

El Puente Chico, pasarela peatonal que une las zonas de La Banda y El Lugar, tiene más de 30 años de antigüedad y recientemente ha sido sometido a un profundo lavado de cara con los fondos del Plan E. Ha sido precisamente después de esta reforma cuando los candados del amor han comenzado a aparecer.

Pese a que el culpable de que esta moda esté proliferando parece ser el libro antes mencionado, también es cierto que mucho antes, en los años 80, la ciudad húngara de Pecs era ya conocida por los candados del amor. Allí, las parejas sellan su amor colgando candados en el muro de los enamorados. En 2004 lo hicieron incluso los príncipes de Asturias, durante una visita a la región.

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