Curioso Empedernido

La función continua

Entre saltos y asaltos, vamos intentado superarnos  a nosotros mismos,y teniendo cuidado con las compañías tóxicas

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Cada día escribimos una página más de la historia de nuestras vidas y nace el arte de nuestro ingenio sobre una tela blanca. No es nada fácil continuar la función con ilusión e innovación, con osadía y valentía. Observamos y rastreamos lo que vemos y alcanzamos y nos damos cuenta de las ventajas y desventajas de estar solos o tener malas compañías.

Lo peor es cuando no nos damos cuenta,  a pesar de las muchas hojas del calendario que hemos pasado que el mundo no es nuestro, que no somos los dueños de los mejores momentos ni rehenes de los peores, que no siempre estamos en la gloria ni en el infierno y no podemos ir por el mundo glorificando o satanizándolo todo.

En esta función continua que interpretamos todos los días, hemos de aceptar que hay tiempos para el disfrute y otros para el sufrimiento, espacios para conducir nuestras vidas y otros en los que tendremos que seguir lo que nos marquen.

Damos saltos de alegría cuando vemos como de la noche a la mañana tenemos más medios de los que imaginábamos para resolver los problemas, y nos enfadamos al descubrir que a pesar de todos nuestros esfuerzos no somos capaces de encontrar la magia de encontrarnos a nosotros mismos.

La política como parte importante de la vida tiene siempre la ventana abierta, y está en una continua función en la que actúan los ortodoxos con el sistema, aquellos que lo combaten, los populistas y los demagogos, los que tienen altura de miras y colocan los intereses generales por encima de los particulares o los que al contrario solo alimentan su egolatría.

Y en esta lucha por el poder , casi nada es lo que parece , ya que mientras quienes creen mandar  no suelen decidir casi nada, los que mueven los hilos desde la sombra no pierden casi ninguna batalla, y no podemos confundir los impresentables con los intocables , las groserías con las autenticidades.

Nuestro camino es un continuo, pero en el que siempre debemos saber en qué momento entrar y en cual irnos,  no presumir de lo poco ni pasar de lo mucho. Hemos de estar abiertos a todo lo que la vida nos pueda enseñar, y ser decididos y valientes para no instalarnos en la zona de confort y comodidad.

Entre saltos y asaltos, vamos intentado superarnos  a nosotros mismos,y teniendo cuidado con las compañías tóxicas que nos pueden hacer mucho daño., sabiendo comprobar y  constatar  antes que acusar y enjuiciar. , mirar de frente que para otro lado.

Gracias a nuestro esfuerzo, constancia y disciplina podemos adquirir conocimientos sorprendentes, sin perder excesivo tiempo en compromisos sociales que son de poca utilidad. Afectados por turbulencias y tormentas emocionales, llamamos discrepancias a las fracturas y desgastes a las decadencias.

Podemos mirar hacia  dentro o hacía afuera , desnudarnos con los abrigos o abrigarnos  con la piel , apostar entre juegos y comodines ,  escuchar voces y ecos ,  movernos entre mitos y realidades, inquietudes y preocupaciones, alianzas y enfrentamientos.

Con  enorme facilidad, para alguien que tenga una cierta competencia y capacidad de trabajo, en un mundo infantilizado por el poder de las redes sociales, cada vez resulta más fácil provocar a la gente con cualquier recurso por muy chusco que nos parezca.

Quizás en este gran teatro, lo que más nos avergüenza no es confesar nuestra ignorancia, sino insistir en la necia discusión que la pone de manifiesto.
                            

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