Él se llama Tony Barea. Ella Belén Barroso. Están casados y viven en Algeciras. Él es de Algeciras y ella de La Línea y aparte de formar una familia y compartir residencia tienen en común que son unos locos del rock and roll, del swing y apasionados del baile. Él toca el bajo y el contrabajo y ella el piano. Y ambos han formado la asociación La Comarca del Swing en el Campo de Gibraltar, que ha cumplido su segundo aniversario este año y que ya cuenta con más de medio centenar de socios, entre los que hay adolescentes y algún que otro que ha dejado atrás los sesenta años. Hace cuatro años asistieron a un festival de swing en Sevilla y descubrieron el lindy hop, un estilo de baile popularizado en Nueva York por bailarines afro-americanos. Les gustó tanto que aprovechando tutoriales de Youtube para practicarlo. En un festival celebrado en Madrid una profesora de baile les animó a que lo promocionarán y ellos no aceptaron el reto y organizaron un curso de lindy hop en San Bernabé, barriada algecireña en la que residen. Fue en junio de 2015. Las clases eran gratuitas y empezaron a llegar alumnos. Fue tan buena la acogida que el local que usaban quedó pequeño y el Ayuntamiento les cedió una sala en el centro cívico Doctor Ventura Arjona. Pasado un año y viendo que llegaban más adeptos constituyeron la asociación y organizaron un encuentro de swing en la ciudad, al que llegaron aficionados de gran parte de España. Tony y Belén continuaron con sus clases y ahora es la Universidad de Cádiz la que se ha fijado en ellos y ha organizado dos talleres para el alumnado. Los cursos están ligados a créditos de libre configuración. El plazo de inscripción está abierto y la pareja espera que se matricule un mínimo de doce alumnos para empezar a funcionar. “El lindy hop da alegría, se hace ejercicio físico y crea buen ambiente. ¿Qué mas puedes pedir?”, asegura Tony, quien dice que la frase que más le escucha a sus alumnos es que este tipo de baile le ha cambiado la vida para mejor. “Todo el mundo que baila lindy hop está sonriendo”, explica Tony, que asegura que durante los tres minutos que dura la canción se estable una comunicación mágica entre la pareja de baile. “Da igual que la persona con las que estés bailando en ese momento sea una desconocida porque esta música te hará conectar con ella de una manera especial. Lo mismo ya no la vuelves a ver en tu vida, pero durante esos tres minutos hay conexión”, añade.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es