ME PRODUJO ASCO
No era el momento para debatir sobre la Prisión Permanente Revisable. Así, en caliente no debería haber sido. Hay tiempo de sobra para hacerlo hasta que se pronuncie el Constitucional y tras el crimen del pequeño Gabriel, se podía haber esperado un mes o dos y no hubiera pasado nada. Se supone que la labor de quienes nos legislan debe ser pedagógica, pero esta, en concreto, fue de vergüenza. Así lo han declarado algunos líderes del Arco Parlamentario que han sentido como la vergüenza ha sobrevolado sobre todos ellos.
Lo cierto y verdad es que hay más de dos millones de firmas para que no se derogue la Prisión Permanente Revisable. Y es una demanda para que los criminales más abominables no vuelvan a la calle antes de haber cumplido 25 años entre rejas. Pedro Sánchez ordenó en 2015 recurrir esta figura penal al Tribunal Constitucional.
Yo, personalmente, estoy en contra de que se derogue y nadie me podrá tachar de facha ni nada por el estilo, pero lo que cuestiono, ahora, son también las formas.
El debate llegó a poner nerviosa a la portavoz socialista, Margarita Robles, que denunció la ruptura de un acuerdo tácito con su homólogo del PP, Rafael Hernando, para eludir debatir el asunto hasta el pronunciamiento del Alto Tribunal.
Pero lo peor del debate fue la más que inoportuna irrupción en la tribuna del portavoz socialista de Justicia, Juan Carlos Campo( Diputado por Cádiz, encima). Este individuo rompió las mínimas normas del buen gusto y acabó incluso enfadando a los familiares de las víctimas -y así lo hicieron saber públicamente- que seguían el Pleno desde la tribuna de invitados.
Así lo ha dicho también, Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la Asociación Clara Campoamor : "Me avergüenzo como socialista". Y tiene legitimidad para ello. Su bisabuelo fue uno de los fundadores del PSOE y su asociación lleva cuatro décadas trabajando en el ámbito del feminismo y la izquierda.
De hecho este viernes anunció que va a enviar una carta a Pedro Sánchez para pedir la dimisión de Juan Carlos Campo .
"Ya no sólo fueron sus palabras, diciendo que las víctimas tenían sed de venganza y rabia. También el tono despectivo y chillando. En un partido socialista, ¿cómo hubiéramos imaginado que hubiera gente de este calibre?", se preguntó.
Acusar a las víctimas, como hizo este individuo, de ser poco menos que unas marionetas del PP fue todo un desatino del que muchos diputados socialistas, en privado, se avergüenzan.
Veremos el coste que en las bases del PSOE tiene este nuevo resbalón político.
A mi, me produjo asco.
Algeciras a 19 de marzo de 2018
Patricio González
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